Mañana va a ser presentado un libro sobre la popular Venta de Vargas, de San Fernando, en la propia venta, abierta desde hace 93 años. Curiosamente, el libro, escrito por Antonio Lagares, lo pondrá en las librerías una editorial de Castellón. ¡Viva Cádiz! Recuerdo haber estado un par de veces en esa venta, una de ellas con María Picardo, su dueña, que hablaba de Camarón y se le encharcaban los ojos, porque, aunque ya había muerto el genio, aún lo veía cantando en algún velador unas bulerías de La Perla preñadas de compás. Sevilla tuvo también algunas ventas en la que los flamencos iban a buscarse la vida, como la de Eritaña o la Venta Vega, la primera en el parque de María Luisa y la segunda en la carretera de Cádiz. Ya son historia. En la capital andaluza han ido desapareciendo muchas de estas ventas con historia y, por no conservar, no se ha conservado ni uno solo de sus famosos cafés cantantes, que tanta gloria le dieron a Sevilla. Tiene mérito, pues, que la Venta de Vargas siga en pie, abierta y, ahora, con un libro que cuenta su historia, aunque sea desde Castellón.