La protección y el bienestar animal, una causa justa

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07 jul 2018 / 23:30 h - Actualizado: 07 jul 2018 / 23:30 h.
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En el Génesis se manifiesta una relación alejada del abuso y la opresión del ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, sobre todo lo creado, incluidos seres humanos y especies no humanas. El Papa Francisco en la Carta Encíclica Laudato Si: Sobre el cuidado de la casa común expresa una relación de respeto a la vida y cuidado sobre todo lo creado. Sin embargo la relación de una parte de los seres humanos con el planeta no es la adecuada. Fernando Savater ha escrito que «la relación con los animales nos hace más humanos». El libro Juicio a los Humanos. Los animales toman la palabra (2006, RBA Integral) de José Antonio Jáuregui, es una fábula hermosa y pedagógica sobre la relación del ser humano con los demás animales del planeta, donde se acusa al ser humano de indiferencia ante el dolor ajeno a través de su trato cruel con los animales, una manifestación de ambición y egoísmo. En el libro de Jáuregui se encuentra al ser humano, juzgado por un tribunal de animales, culpable de crímenes contra la naturaleza.

Nos dice Donna Haraway, Profesora Emérita de los Departamentos de Historia de la Conciencia y Estudios Feministas de la Universidad de California, a sus 74 años, que quien ha convivido con un animal está en posesión de infinidad de relatos que alimenta una particular forma de relación entre seres que sienten. Especialmente la relación entre el ser humano y un animal de compañía es heredera de una serie de relatos preexistentes que encarnan la historia conjunta de ambas especies, una convivencia en un marco naturocultural (Manifiesto de las especies de compañía, 2016, Sans Soleil Ediciones). En el libro En defensa de los animales (Jorge Riechmann, 2017, Catarata) aparece la idea de que «los animales tienen quien les escriba» a través de un conjunto de ensayos que muestran la evolución de las relaciones del ser humano con los animales. Hay cada vez más personas sensibles a una relación más adecuada entre la especie humana y los seres no humanos, con los que compartimos la Biosfera. Todos los que hemos tenido perros y gatos sabemos que tienen sentimientos. Cuando cada semana de este verano nos reencontramos con Seldon, el perro de nuestro vecino Manolo, sabemos que tiene sentimientos. Nuestro colega Alejandro Ávila, que cría vencejos, junto con otros cerca de 100 estudiantes de la Universidad de Sevilla en el programa Ecocampus, nos dice que percibe que los vencejos sienten. Hay muchas evidencias y experiencias en este sentido actualmente. Algo está cambiando en nuestra sociedad. Existe una conciencia colectiva que conduce a la certeza de la necesidad de protección animal y la búsqueda de su bienestar en un planeta común. Una convivencia alejada del abuso y el maltrato. Esto no tiene implicaciones en relación con la cadena trófica ecosistémica, sino el alejamiento de relaciones crueles con los animales.

Andalucía se dotó de una Ley de Protección de los Animales en el año 2003 (Ley 11/2003, de 24 de noviembre, de Protección de los Animales, BOJA 10 de diciembre de 2003). Han pasado 15 años desde su promulgación y la sensibilidad de la sociedad ha cambiado mucho, habiendo proliferado los movimientos animalistas y la concienciación de los movimientos ecologistas en relación el binomio humano-animal. En la citada norma quedaban excluidas, manifestando que se regirán por una normativa propia, la fauna silvestre y su aprovechamiento y cuestiones relacionadas con reses de lidia. También resultaba corta, a la luz del conocimiento actual, la ausencia en la normativa de los animales de consumo y otros usos hoy bien establecidos. Existen nuevos paradigmas acerca de la protección animal. La sociedad avanza más rápido que las normas establecidas al respecto, por ello es necesaria una urgente adecuación de la conceptualización de la protección y el bienestar animal. En la ley 11/2003 se creó el Consejo de Protección Animal de Andalucía. El Defensor del Pueblo instó al Consejo a que se creara un nuevo órgano con participación de asociaciones animalistas. Dicho órgano, denominado Consejo Andaluz de Protección y Bienestar Animal se ha constituido el 4 de julio pasado. El mismo día 4 de julio el Grupo Parlamentario Podemos Andalucía ha presentado en el Parlamento de Andalucía una Proposición de Ley de Protección Animal de Andalucía. Esta iniciativa, trabajada por Jesús Rodríguez, trata de realizar una puesta al día, en relación con nuevos conocimientos y sensibilidades, de normativa vigente a través de una nueva ley. Este documento ha sido trabajado con alrededor de 100 organizaciones animalistas, cristalizadas a través de 50 firmas de grupos que ratifican el documento. El colectivo Plataforma Animalista Andaluz agrupa 50 colectivos. Un intenso trabajo de unificación de las diferentes sensibilidades integradas en el conjunto del movimiento animalista, y también del movimiento ecologista, por ejemplo Ecologistas en Acción, que refleja un cambio sustancial en un sector de la sociedad en relación de nuestra visión de la relación con los animales.

La nueva ley que se propone es más que una actualización de la antigua normativa, que ha funcionado estos años, es una norma que recoge la sensibilidad actual de la sociedad andaluza en relación con la protección y el bienestar animal, que incluye la denominada sintiencia animal, la realidad de los sentimientos en los animales, cuestión de la que hay más que evidencias. Dos preguntas esenciales emanan de la Proposición de Ley presentada por Podemos Andalucía y elaborada por el conjunto de las asociaciones animalistas. Primera, ¿Debemos modificar la relación de nuestra especie con el resto del mundo animal? Segunda, ¿Debemos eliminar el sufrimiento que infringimos a las demás especies no humanas? La Proposición aspira a dibujar un marco respetuoso desde el que propiciar los cambios necesarios en relación con nuestra relación con los animales para construir una convivencia del cuidado, muy lejos de la predominante a día de hoy que es la de la utilidad. Existe un nuevo paradigma acerca de la protección animal en un marco social donde los defensores de los animales son aún minoría, pero hay una sensibilidad creciente en el conjunto de la sociedad, donde la empatía sustituye a la crueldad, en sus más variadas y sutiles formas, con los animales. En la Exposición de Motivos de la Proposición de Ley, se expresa que «la toma de conciencia y el compromiso con la vida del resto de seres vivos con los que compartimos planeta obliga a ir a la base misma de la defensa de los derechos humanos: la defensa de la vida». Los seres vivos tienen derechos y «su capacidad de sentir (miedo, tristeza, felicidad) interpela a los seres humanos a proteger su vida». La Proposición no fue aprobada por el Parlamento de Andalucía, ya que solo votaron a favor de debatir sobre ella e iniciar un proceso de participación colectiva al respecto Podemos Andalucía e Izquierda Unida. No se entiende bien este resultado ya que la Proposición trataba de iniciar un debate parlamentario y social sobre un tema que refleja una nueva sensibilidad de la sociedad hacia el tema de la relación entre los seres humanos y los animales, tanto de compañía, como de consumo y de renta, incluida la fauna silvestre, los gatos ferales, perros de asistencia y la fauna no doméstica. No pretendemos en esta Tribuna explicar el contenido de la Proposición pero si invitar a la ciudadanía a que la lea y medite, y trate de comprender la razón de por qué el Parlamento de Andalucía no ha iniciado un proceso democrático y participativo, como ha hecho con otras leyes y reglamentos, con el resto de la sociedad de debate de un texto que refleja la sensibilidad, en aumento numéricamente, de un conjunto de la sociedad andaluza ante un nuevo paradigma de vínculo humano-animal. Dos preguntas quedan en el aire: ¿Debemos modificar la relación de nuestra especie con el resto del mundo animal? ¿Debemos eliminar el sufrimiento que infringimos a las demás especies no humanas?