La ruina de ser sevillista

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04 may 2016 / 22:55 h - Actualizado: 04 may 2016 / 22:59 h.
"Fútbol","Europa League","Sevilla FC","Copa del Rey","Habla, Sevilla"

Gol de Antonio Puerta el 27 de abril de 2005, lo que supuso el paso a la primera gran final europea tras más de 40 años de sequía. Ese gol dio paso al nuevo Sevilla FC que hoy conocemos. La entidad de Europa que más ha crecido en lo deportivo y en lo institucional como así lo determina la nueva vitrina de trofeos y títulos obtenidos, hasta convertirse en la única institución deportiva en ganar la UEFA Europa League hasta en cuatro ocasiones.

Y a raíz de aquel gol empezó la pregunta del siglo: «¿tú vas? Pues claro, a saber cuándo vamos a volver a ir a una final». Y con ese pretexto o esa justificación los sevillistas tiramos la casa por la ventana convencidos de que estábamos ante un acontecimiento deportivo que igual tardábamos otros 40 años en volver a ver.

La realidad –afortunadamente– no pudo ser más diferente. Desde el año 2005 el Sevilla FC lleva once de doce temporadas en Europa; o lo que es lo mismo la friolera de 87 encuentros europeos disputados, con otras casi 87 ciudades europeas visitadas, llevando el nombre de la ciudad por Europa y por el mundo; pero al mismo tiempo llevando la presencia de miles de sevillistas por todas las urbes donde jugaba y juega el equipo de Nervión.

Y claro... lo novedoso se convirtió en rutina; y claro, la excusa de «¿y si no vuelvo a ver otra final?» se convirtió en eso, una excusa, que ya no se la creía ni tu mujer, ni tu marido, ni tu padre... Se pasó del yo no me pierdo ni una final a yo no puedo ir a ni una final más... sencillamente porque esto de ser sevillista es una ruina.

Esta noche se sabrá si el sevillista se tendrá que apretar el bolsillo una vez más o no, en este caso para ir a Basilea. Pero lo que está claro es que –pase lo que pase en dicho encuentro– tenemos un nuevo desplazamiento con la final de la Copa del Rey, y una nueva temporada más –la que viene– en Europa.

Ojalá sigamos con la ruina que tenemos encima... sería buena señal.

Mientras tanto, ¡sé feliz!