La tibieza no es buena compañía

Image
16 feb 2018 / 21:55 h - Actualizado: 16 feb 2018 / 23:09 h.

Si pero..., es innecesario..., desde el punto de vista filológico... raíz, sufijo y prefijo, según la RAE..., virus hembrista... género gramatical señalando el analfabetismo de esta chica, que confunde la discriminación con la lengua... cosas de radicales arruinando el lenguaje... Y así sucesivamente, pero los más punzantes son quienes gesticulan en modelo limbo sin molestar los oídos sensibles de la equidistancia, como de costumbre escenificando para la galería... y después malabares condescendientes con el feminismo, por si acaso.

Para nosotras las portavozas en la tribuna, o en cualquier espacio, resulta casi obscena esta polémica, ante las cifras escalofriantes de mujeres asesinadas por violencia de género, hijos e hijas de las víctimas, amén de los huérfanos, y huérfanas que dejan. Con pudor se observa como los auto llamados puristas del lenguaje, y defensores de no mover nada que no muevan ellos, a quienes se les acaban las municiones dialécticas, rezumando un miedo insano, una resistencia numantina con tintes preconstitucionales, un primitivismo asalvajado, un comportamiento grotesco con plumas y palabras, dedicándose a poner en solfa cada paso que dan las mujeres.

Este debate no es emocional, es profundamente ideológico, va de privilegios, y discriminaciones. Solo hay dos trincheras, quienes están por la igualdad incluido el lenguaje, y quienes desde posiciones más o menos adulteradas, o vestidas con el manual del lagarterano, opinan que es un ataque a las esencias de la lengua, para lo que necesitan tirar del absurdo, y el ridículo, bautizando con la «a», el final de cada palabro, como cargas públicas...

La cotidianidad configura el léxico y la sintaxis de las palabras, marcado por ese androcentrismo excluyente que impregna cada neurona, y que tiene su máxima representación en las instancias oficiales, que gestionan la bondad y la maldad de cada término. Si esto no fuera verídico ¿Cuáles fueron las razones... para necesitar volver a mover la tierra, para que se incluyera jueza, médica, arquitecta, abogada, notaria, y el femenino de las profesiones, por ejemplo?

Es vergonzosa la preocupación de tantísimo alarmista por la feminización del lenguaje, son impúdicas las proclamas del coro que canta a por ellas, y de quienes les escuchan con atención. Pero lo más lesivo para las mujeres son, quienes a sabiendas, continúan practicando el noble ejercicio de la natación sin mojarse. Esa indiferencia provoca monstruos, decía Albert Camus.