Cuando paseo por la vega de Mairena, una de las más bellas que conozco, me imagino a veces que es el mar, un piélago verde en cuyo fondo hay girasoles, campos de cebada y olivos. Si la vega es para mí una cotidiana necesidad, el mar también lo es. Mairena no tiene mar, es lo único que le falta para ser el pueblo perfecto. Conil de la Frontera sí es un océano de un azul que relaja los sentidos. De este precioso rincón de la costa gaditana eran los abuelos de Camarón, el genio de San Fernando, aunque aquí dicen que en realidad nació en Conil, en la calle del Cuerno, porque su madre se puso de parto viendo a la familia. También escuché decir un día a una vieja gitana de Ceuta que fue allí donde Juana Cruz trajo al mundo al monstruo del cante. Naciera o no en Conil, en este bello pueblo gaditano dedicado a la agricultura, el turismo y el atún de almadraba quieren crear un gran festival de verano para promocionar el arte de la tierra. Esto me llevó allí este fin de semana y he regresado nuevo.