Las bibliotecas privadas perdidas por Sevilla

En 1902, la Hispanic Society of América se llevó a Nueva York los fondos bibliográficos de la colección del marqués de Jerez de los Caballeros, la más importante de España

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27 nov 2015 / 21:11 h - Actualizado: 28 nov 2015 / 18:21 h.
"Hemeroteca El Correo"
  • Manuel Pérez de Guzmán y Boza, primer marqués de Jerez de los Caballeros (Jerez de los Caballeros, 7 de abril de 1852-Sevilla, 12 de junio de 1929) y su hermano gemelo Juan Pérez de Guzmán y Boza, II Duque de T’Serclaes (Jerez de los Caballeros, 7 de abril de 1852-San Sebastián, 12 de febrero de 1934).
    Manuel Pérez de Guzmán y Boza, primer marqués de Jerez de los Caballeros (Jerez de los Caballeros, 7 de abril de 1852-Sevilla, 12 de junio de 1929) y su hermano gemelo Juan Pérez de Guzmán y Boza, II Duque de T’Serclaes (Jerez de los Caballeros, 7 de abril de 1852-San Sebastián, 12 de febrero de 1934).
  • Felipe Hauser y Kobler (Nadasban (Eslovaquia), 1832-Madrid, 1925). Autor de Estudios médico-topográficos de Sevilla acompañados de un plano sanitario demográfico y 70 cuadros estadísticos. (Sevilla; Tipografía del Círculo Liberal, 1882). Estudios médico-sociales de Sevilla, acompañados de 90 cuadros estadísticos. (Madrid; Imprenta de Manuel Ginés Fernández, 1884). Su biblioteca constaba de 3.695 volúmenes y desde 1926 se encuentra depositada en la Biblioteca de la Real Academia de Medicina de Sevilla, donde ya no existe ni un solo ejemplar. La biblioteca estaba especializada en temas médicos en alemán, francés, inglés y castellano.
    Felipe Hauser y Kobler (Nadasban (Eslovaquia), 1832-Madrid, 1925). Autor de Estudios médico-topográficos de Sevilla acompañados de un plano sanitario demográfico y 70 cuadros estadísticos. (Sevilla; Tipografía del Círculo Liberal, 1882). Estudios médico-sociales de Sevilla, acompañados de 90 cuadros estadísticos. (Madrid; Imprenta de Manuel Ginés Fernández, 1884). Su biblioteca constaba de 3.695 volúmenes y desde 1926 se encuentra depositada en la Biblioteca de la Real Academia de Medicina de Sevilla, donde ya no existe ni un solo ejemplar. La biblioteca estaba especializada en temas médicos en alemán, francés, inglés y castellano.
  • Las bibliotecas privadas perdidas por Sevilla
  • Las bibliotecas privadas perdidas por Sevilla
  • Portada del número uno de la revista histórica, literaria y artística Archivo Hispalense, que vio la luz del 15 de mayo de 1886.
    Portada del número uno de la revista histórica, literaria y artística Archivo Hispalense, que vio la luz del 15 de mayo de 1886.

{ El 15 de mayo de 1886, hace ya CXXIX años, se publico el primer número de “Archivo Hispalense”, revista histórica, literaria y artística. Fue fundada por los tertulianos del duque de T’Serclaes, formada por los hermanos gemelos Juan y Manuel Pérez de Guzmán y Boza, éste marqués de Jerez de los Caballeros; Francisco Collantes de Terán, Manuel Gómez Imaz, José Gestoso y Pérez, José María de Hoyos y Hurtado, José Vázquez Ruiz, Joaquín Hazañas y la Rúa y el impresor Enrique Rasco. La tertulia estaba en la casa solariega de los Pérez de Guzmán, en la plaza del Duque de la Victoria, número 7, quizás fue donde luego estuvo el Colegio de Alfonso X el Sabio, y la Redacción en el domicilio del secretario, José de la Ossa, en la calle Lista, número 13.

La aventura duró dos años (1886-1888) publicando dos números al mes, los días 15 y 30. Además de la revista, los fundadores se propusieron y llevaron a cabo la edición de textos anexos que hoy forman un cuerpo de doctrina histórica de enorme valor.

La segunda época se inició en 1943 por iniciativa del bibliófilo Luis Toro Buiza y con el apoyo de la Diputación se mantiene hasta nuestros días. El cuerpo hemerográfico es, sin duda alguna, la más trascendente aportación hoy disponible. En 1984, las profesoras Clarines Rodríguez Waflar y Alicia Treviño Martín, firmaron el “Índice de la Revista”, prologado por la bibliotecaria Antonia Heredia Herrera, entonces directora de “Archivo Hispalense”.

En 1962 y firmado por la profesora María de la Concepción Zancada, se publicó el primer Índice de la revista que abarcó los cien primeros números. En su segunda época y la etapa inicial, dirigieron “Archivo Hispalense” Luis Toro Buiza, Manuel Justiniano Martínez y José Joaquín Real Díaz, que fue ejemplar en su dedicación y éxito editorial. Otros colaboradores eficaces en el Consejo de Redacción han sido los profesores Rogelio Reyes Cano y Manuel González Jiménez. Como explica Antonia Heredia Herrera, las tareas investigadoras de Clarines Rodríguez Waflar y Alicia Treviño Martín, fueron clave para la recuperación histórica de las dos etapas (1886-1888 y 1943-1982). El tiempo transcurrido y la riqueza hemerográfica añadida aconsejan la publicación de un III Índice que ponga al día la documentación para los investigadores.

Nosotros contamos en nuestra biblioteca con los cuatro primeros números (1886) y los anexos del mismo año, gracias al celo bibliográfico del librero de antiguo Luis Rivas, que tenía su tienda en la plaza del Pan, un lugar que albergó a las más antiguas y acreditadas librerías anticuarias.

SEVILLA, 1886

En 1886, hace ahora CXXIX años, no solo se fundaron la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación, el Colegio San Francisco de Paula y el Ateneo, también se editó el primer número de la revista “Archivo Hispalense”. Ahora nos referimos a las tertulias literarias de finales del siglo XIX y primeros lustros del siglo XX, donde surgieron estímulos para fundar revistas literarias y bibliotecas privadas, como la famosa del marqués de Jerez de los Caballeros, ahora en Estados Unidos.

Junto con iniciativas literarias y de apoyo a la fundación del Ateneo y Sociedad de Excursiones, se fomentó la formación de bibliotecas privadas abiertas a los sevillanos y visitantes. Sin duda, la creada por Manuel Pérez de Guzmán y Bosa, primer marqués de Jerez de los Caballeros, alcanzó fama internacional hasta el punto de ser la base bibliográfica para fundar la Hispanic Society of América, en Nueva York, en 1904. Previamente, en 1902, Archer Milton Huntington, compró la biblioteca sevillana del marqués de los Caballeros, por causa de no tener éste descendencia, desear mantener completa la biblioteca y no fiarse de las instituciones locales. Cobró 592.500 francos. Así perdieron Sevilla y España la más importante biblioteca privada de literatura española de la historia. Pero al menos sigue completa y abierta a los investigadores.

«Lo más significativo de la sección de manuscritos y libros raros de la Hispanic Society -que reúne 200.000 ejemplares de los siglos XI al XX- es la colección del marqués de Jerez de los Caballeros. Cuando Huntington la adquirió al marqués, Manuel Pérez de Guzmán y Boza, en 1904 se decía que era la mejor biblioteca de libros españoles de todo el mundo. Son 10.000 obras, entre libros y manuscritos y cuando salieron de España, Menéndez Pidal dijo que se trataba de una pérdida peor que la de Cuba»,

La ciudad contaba a finales del siglo XIX y primeros lustros del siglo XX con otras grandes bibliotecas por sus contenidos. Así eran valoradas las del duque de T’Serclaer, Barón de Sabasona, José Lamarque de Novoa, Conde de Valdeinfanta, herederos de José María de Vera y Navas, Mariano Fernández Castañón, José María de Álava y Urbina y marqués de Jerez de los Caballeros, entre las más importantes de España.

Durante casi todo el siglo XIX, las bibliotecas particulares eran numerosas y muy valiosas y se ofrecían a los investigadores, curiosos y turistas que visitaban la ciudad. Así puede comprobarse en la colección de guías editadas desde 1864 hasta finales de los años treinta del siglo XX, por Manuel Gómez Zarzuela y después por su hijo Vicente. Y también en otras guías comerciales del siglo XIX.

A la muerte de sus creadores, esas magníficas bibliotecas se convertían en almonedas y desaparecían. Pero hubo durante la segunda mitad del siglo XIX, y es posible que antes también, una tendencia negativa que por desgracia se mantuvo durante todo el siglo XX. Negativa para los libreros sevillanos que veían como eran libreros de Madrid y Barcelona, principalmente, y en algunos casos franceses e italianos, los que se llevaban lo mejor de cada biblioteca. Y esto sucedía por dos causas. La primera porque podían pagar más y al contado. Y la segunda, porque las viudas e hijos preferían vender de forma vergonzante y sin que se enteraran los sevillanos; es decir, que procuraron que los compradores se llevasen los libros lejos de Sevilla. Y así fueron desapareciendo de la ciudad muchas bibliotecas importantes, sin la participación de los libreros anticuarios locales. Un sistema que se mantuvo durante la primera mitad del siglo XX y que aún subsiste, aunque ahora ya no existen las riquezas bibliográficas de entonces en poder de particulares, salvo muy contadas ocasiones, como sucede, por ejemplo, con las magníficas bibliotecas de Eduardo Ybarra Hidalgo, ya fallecido, y el duque de Segorbe, además de la formada por la Fundación Focus-Abengoa.

La biblioteca de Santiago Montoto, formada por su padre, Luis Montoto y Rautenstrauch, después de su fallecimiento pasó en parte a la Universidad, pero había más fondos en Lora del Río. En este caso conocemos que Juan de Dios Montoto Sarriá trabajó en la recuperación y catalogación de los fondos que pudieron recuperarse por la familia.

Otra biblioteca perdida por Sevilla fue la del doctor Sebastián García Díaz, que tuvo que emigrar a Barcelona ante la falta de interés que aquí hubo por retenerla.

Y hay muchas más bibliotecas generales y especializadas, que se perdieron para la ciudad, total o parcialmente pese a ser donadas, en algunas circunstancias, a diversas instituciones. Fueron los casos del doctor Felipe Hauser, del humanista Francisco Rodríguez Marín, del escritor Manuel Halcón y otros.

Hay que subrayar y elogiar que el Ayuntamiento, a través de la Fototeca y Hemeroteca Municipal y el Archivo Histórico Municipal, está realizando una trascendente labor de recuperación de fotografías, bibliotecas y archivos particulares que estaban en peligro de perderse para la ciudad.