Las buenas y ejemplares prácticas chinas

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01 may 2017 / 19:15 h - Actualizado: 01 may 2017 / 21:10 h.
"Laboratorio ciudadano"

China está haciendo en treinta años lo que a Occidente le ha llevado siglos» en su proceso de urbanización, dice Wang Chuanfu, presidente de BYD, una de las grandes compañías automovilísticas del gigante asiático, al referirse a los retos derivados de la contaminación y la congestión de tráfico de sus ciudades. Pero se están enfrentando a esos graves problemas con grandes soluciones basadas en la tecnología y en la electrificación de su parque de vehículos: desde los autobuses a las bicicletas.

La apuesta del gobierno central por los movilidad eléctrica es secundada por los ayuntamientos con facilidades para la compra y tenencia de bicicletas, motos y coches eléctricos y la exigencia a las empresas constructoras de dotar con puntos de recarga a las nuevas promociones de viviendas. En cuanto a las bicicletas públicas o compartidas, ya disponen de aplicaciones que permiten localizarlas, reservarlas, pagarlas y desbloquearlas desde el teléfono móvil, sin tener que depender de estaciones de anclaje fijas.

China aprovecha el negacionismo del cambio climático y el aislacionismo económico de la administración de Trump para aumentar su liderazgo global y su apuesta decidida y rotunda por las energías renovables: eólica, abaratamiento de los paneles solares fotovoltaicos y ayudas públicas a la ciudadanía.

Aunque España, con el gobierno del PP, hace justo lo contrario de China. En Andalucía, ayuntamientos, diputaciones y Junta de Andalucía bien podrían empezar a imitar la buenas y ejemplares prácticas chinas en materia de movilidad con ayudas para la electrificación de bicicletas y triciclos de las personas mayores de 55, un sector que pronto será un tercio de la población, y rebajas fiscales municipales para la compra de vehículos híbridos y eléctricos.

Los distintos grupos políticos podrían promover este tipo de medidas en los ayuntamientos y los sindicatos apoyarlas a través de los comités de empresas de las empresas públicas y privadas. En definitiva, quejarse menos de la competencia de los comerciantes chinos y aplicar las buenas prácticas de su país de origen.