Las cartas de libertad o de la indecencia

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08 ago 2016 / 21:47 h - Actualizado: 08 ago 2016 / 21:49 h.
"El Otro Fútbol","Una de salmorejo"

La nueva Ley del Deporte de la Junta de Andalucía supone, sin alharacas ni confeti, una sencilla cuestión de libertades. En una sociedad que pregona su modernidad en las redes sociales y se jacta de los avances registrados en materia social y política, la carta de libertad era un elemento de distorsión. El fútbol base ha propagado la mentira vilmente repetida de la formación. Hubo juglares que divulgaron el mismísimo Evangelio si era necesario, pero son fuegos de artificio y una burda falacia que han cultivado aquellos –afortunadamente no representan a la globalidad de los entrenadores y profesionales del fútbol base– que han abrillantado su cuenta corriente con un puñado de euros al mes gracias a las escuelas de fútbol que han apadrinado.

El Satán del fútbol base se ha confundido con aquel que busca competir y captar. Con aquel que el sábado rellena su macuto para buscar el talento allende las fronteras de la cantina de su hogar. Y los héroes, los verdaderos elementos de distorsión, han sido los que han creado equipos sin nivel futbolístico suficiente como para competir en Ligas federadas con el único objetivo de multiplicar sus ganancias. Son los que proliferan en las redes sociales con imágenes de entrenamientos con el eslogan de la formación. Si usted, querido lector, es padre y pretende que su hijo herede un aprendizaje gracias a los que se autodenominan formadores por vocación y devoción deberá abonar una módica cifra al mes. Y si sus medios no son suficientes para satisfacer la cuota, su retoño, salvo honrosas excepciones, no será inscrito. Es la moral de una tierra, esta Andalucía del XXI, de truhanes. De trileros que se disfrazan de héroes. La Junta de Andalucía ha cerrado el chiringuito. No habrá cartas de libertad a final de curso. Nunca es tarde. Los niños son el patrimonio del futuro.