Después del problema de las cotorras en Sevilla, estaba también lo de la dirección de la Bienal y ya se ha resuelto: El Poeta de Archidona cabalga de nuevo, así que ya podemos irnos a la playa con la tranquilidad de que tendremos una edición interesante, la vigésima, que se dice pronto. Recuerdo perfectamente cuando Ortiz Nuevo apareció una noche por una conocida peña flamenca de la ciudad para informar sobre el proyecto de organizar un gran concurso en Sevilla que pudiera competir con el de Córdoba, entonces en su máximo apogeo. Metido en carnes, con poblada barba marxista y tirantes, aquella imagen del flamencólogo malagueño era el inicio de una nueva etapa para el flamenco en Sevilla, que estaba de pena. Reinaba don Antonio Mairena y los festivales de verano tenían tanta fuerza que anulaban cualquier aventura flamenca teatral en Sevilla. La Bienal echó a andar en la primavera de 1980 y todo cambió, desde luego para bien, aunque Sevilla tardara en cogerle cariño a la hermosa criatura. Resuelto esto, vamos ahora a por las cotorras.