Menú
La vida del revés

Las deudas de la intimidad

Image
05 may 2019 / 08:56 h - Actualizado: 05 may 2019 / 08:56 h.
"Opinión","La vida del revés"
  • Las deudas de la intimidad

Todos tenemos deudas con el destino. Anotadas en el debe por regla general. La fortuna se pone de nuestra parte para cobrarlas en menos ocasiones de las que deseamos. Lo normal es tener una larga lista en lugar secreto. Forma parte de lo más íntimo, casi siempre. No debí haber estudiado esto o aquello, quizás no fue lo mejor dar la espalda a fulano para estar junto a mengano, no volvería a tomar aquella decisión que la juventud aceleró más de la cuenta. Cosas así que nos convierten en algo bien distinto de lo que mostramos. Las deudas con el pasado las dejamos ocultas para poder fingir ser mucho más felices.

Es lo otro, lo que se apunta en el haber, lo que nos hace sentir cierta satisfacción. Porque, al fin y al cabo, hace de nosotros lo que somos. O lo que pudimos llegar a ser aunque renunciáramos a ello de forma voluntaria. Conviene tenerlo claro. Y, también, se colocan en lo íntimo.

Recuerdo que alguien me dijo, después de publicar un artículo crítico sobre un libro, que era una pena que no hubiera escrito aquello de otra forma, que se entendía muy bien. Le miré extrañado y le pregunté si no era de lo que se trataba. No, no, no; el único artículo que se puede leer sabiendo de qué va la cosa es el tuyo y eso baja el nivel de la revista; debes intentar utilizar un vocabulario mucho más alejado de la realidad, debes utilizar frases que no entiendas ni tú mismo, así te respetarán, pensarán que sabes mucho más. Eso me dijo aquel tipo. Desde luego, no cambié ni una coma y decidí seguir escribiendo tal y como entiendo la literatura. Es posible que guste menos lo que digo, que sea un escritor sin ningún éxito comercial o que nunca llegue a tener cabida en revistas que hablan de los libros como si fueran secretos para el resto de la humanidad. Es posible, pero prefiero lo que hago, lo que me hace feliz. De otro modo estaría fingiendo, jugando a ser un intelectual de pacotilla. Anoté eso en el haber. Creo que atinando. Más féliz y eso.