Las malas carreteras matan

Image
14 ene 2019 / 23:02 h - Actualizado: 14 ene 2019 / 23:13 h.
"Opinión","La vida del revés","Política"
  • Accidente entre un autobús y un coche ocurrido en la localidad de Lantz, Navarra. / EFE
    Accidente entre un autobús y un coche ocurrido en la localidad de Lantz, Navarra. / EFE

Una mala carretera acaba con la vida de las personas. Unas señales deterioradas, la mala iluminación o los vallados en mal estado, provocan que los accidentes sean más probables. No se puede olvidar que las carreteras descuidadas estresan al conductor, les obliga a un sobreesfuerzo que termina convertido en ese peligroso cansancio que consigue que los conductores cometan errores, a veces, mortales.

Las administraciones públicas están obligadas a que el mantenimiento de las carreteras sea el adecuado, están obligadas a destinar parte de los impuestos que pagan los contribuyentes a evitar accidentes. Cualquier otra cosa es incumplir algo tan básico como es evitar desgracias.

No es que lo diga yo, es que el Art. 57 de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial dice que «corresponde al titular de la vía la responsabilidad del mantenimiento de la misma en las mejores condiciones posibles de seguridad para la circulación y la instalación y conservación en ella de las adecuadas señales y marcas viales» y el Art. 58 de esa misma Ley establece que «el titular de la vía o, en su caso, la autoridad encargada de la regulación del tráfico, ordenará la inmediata retirada y, en su caso, la sustitución por las que sean adecuadas de las señales antirreglamentariamente instaladas, de las que hayan perdido su objeto y de las que no lo cumplan por causa de su deterioro». Más clara no puede ser la cosa.

Las autovías y las carreteras de la red secundaria, todas, necesitan cuidados. Del mismo modo, los puntos negros, esos lugares en los que cada año mueren personas, hay que eliminarlos. No se puede estar gastando el dinero público, por ejemplo, en campañas de publicidad que hablan de las excelencias del que la hace y dejar de construir tramos de autovías que faltan para completar el trazado completo.

El estado de las carreteras secundarias en España es bastante malo, el de las autovías regular. La crisis no perdonó nada. Las muertes son, todavía, muchas. Hay que eliminar los trazados asesinos. No puede haber excusa.

¿Por qué si las Administraciones no cumplen con su cometido no pasa nada? ¿Cómo es posible que la muerte de las personas tenga aparentemente un valor tan bajo y sumar votos parezca lo único importante de este mundo? ¿Por qué los impuestos se destinan, muchas veces, a cuestiones cosméticas y casi absurdas? Son las eternas preguntas. Y, mientras, cientos de muertos cada año.