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Las primarias del PSOE, el mejor estímulo

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21 may 2017 / 09:07 h - Actualizado: 21 may 2017 / 09:08 h.
"PP","PSOE","Susana Díaz","Juanma Moreno"

Lejos de considerar a las elecciones primarias del PSOE como una lucha fratricida puede estimarse, también, que estamos ante una espléndida oportunidad para revitalizar al partido. Lejos de contemplar el grave riesgo que corre dicha formación de salir fracturada y dividida en dos los hay que piensan, por el contrario, que estamos ante el mejor revulsivo que pudiera darse. Sin liderazgo, y rozando la irrelevancia a nivel nacional, se enfrentan a una cita que, en efecto, resulta trascendental y de la que pueden salir fortalecidos y con bríos suficientes para afrontar los inmediatos retos que tienen por delante. Claro que este planteamiento puede que sea tachado de excesivamente optimista. El grado de beligerancia ha sido tal que muy pocos se aventuran a dibujar un escenario de conciliación y acuerdo tras conocerse los resultados de dicha consulta. A lo largo de este dilatado proceso de discusión interna no se ha apuntado la más mínima confluencia por mucho que estén bajo unas mismas siglas. La disparidad ha sido tanta que aquel que piense que después del 21-M todo volverá a la normalidad y la concertación puede que esté muy equivocado.

Las posturas entre los de Susana Díaz y Pedro Sánchez se encuentran sumamente enfrentadas y ni siquiera la supuesta equidistancia entre unos y otros del tercero en discordia, Patxi López, parece contar con los recursos suficientes como para que se imponga entre ellos la sensatez y un mínimo sentido de convivencia y respeto mutuo. El agua derramada del vaso será muy difícil que vuelva a su lugar de origen. Tampoco el calendario ayuda. La celebración días después de las asambleas para elegir a los delegados que participarán en el próximo congreso federal del partido reanudará el enfrentamiento y la pelea con lo que puede que se eternice la inestabilidad y el ensimismamiento del partido. Todo señala hacia el caos pero, al mismo tiempo, todo es susceptible de interpretarse, también, como un signo de vitalidad interna. El debate surgido concede un gran protagonismo a la militancia y, con ello, se puede generar la suficiente fuerza para que el PSOE recobre oxígeno e inicie su recuperación ante el electorado que está a las espera de contar con una opción fuerte y creíble desde el ámbito de la izquierda.

Claro que lo sucedido no puede caer en saco roto. De esta pelea quedan muchos heridos en la cuneta y peor puede ser todavía el balance final. Sería de ilusos obviar el grave riesgo de escisión y ruptura ante el que se sitúan. El abismo está ahí pero es evidente que gane quien gane tendrá que salvar esta principal dificultad. De tan complicado desafío salen tocados, sí, pero, bien mirado, también, con una extraordinaria fuerza interior que les puede situar en ventaja clara con respecto a otros. Tal vez sea esta apreciación una exagerada apelación al optimismo no exenta de una gran carga de ingenuidad. Pero no conviene dejar a un lado que el intenso grado de movilización alcanzado ha servido como todo un latigazo a muchas agrupaciones que dormitaban en sus sedes, aburridas y sin apenas vida propia.

Cierto es que los peligros están ahí. Persiste el riesgo pero está claro que no debe desperdiciarse la energía que se ha desatado para dinamizar el partido y convertirlo así en una verdadera alternativa de gobierno en el preciso instante en el que más hace falta con un PP inmerso en continuos casos de corrupción. Con inteligencia y patriotismo hacia sus propias siglas pueden sacar provecho del trance en el que se encuentran. La verdad es que, tal y como están sucediéndose los acontecimientos, puede que sea mucho pedir pero no queda otra. El devenir de este país y de la propia izquierda política requieren de un partido fuerte y con una mínima cohesión interna. Y con las ideas y liderazgos bien claros. El árbol del cuerpo a cuerpo al que asistimos no nos debe impedir ver el bosque de un porvenir cercano con un gobierno de progreso que logre una salida equilibrada de la crisis. No deben perder más el tiempo.