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¿Legalizar el tráfico reproductivo?

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10 feb 2017 / 22:05 h - Actualizado: 10 feb 2017 / 21:50 h.

España navega entre las aguas azules y naranja, zigzagueando expresamente con voces tan llamativas como las de Albert Rivera, o Cristina Cifuentes, junto a una melé variada, muy atentos a los nichos que dan más dividendos en el mercado, embriagados por la lógica neoliberal, y disponiéndose a dar carta de naturaleza a la hipermercantilización del cuerpo de la mujer, a cosificarla en un marco regulador.

El eufemístico apodo de maternidad subrogada, con el que se despacha en términos de titulares los Vientres de Alquiler, es tan perverso, como intencionadamente engañoso, cliché de una campaña perfumada, más para una agenda económica que política, lo cual evidencia que estamos ante un nuevo nicho de negocios, que blanquea y normativiza el tráfico de úteros, la compra de bebés estandarizados según precio. Sin más pudor que la celeste y rosa modalidad de fabricar hijos, en función del interés de los compradores, lo que convierte definitivamente a las mujeres en reproductoras para terceros, hijos por contrato.

Esta macabra desigualdad, sitúa a las mujeres como victimas legales del tráfico reproductivo, como objetos de consumo patriarcal. Proliferando Granjas de Mujeres, donde se acude a comprar hijos a la carta, así como Ferias de Vientres de Alquiler, como la celebrada en Madrid, donde la agencias por el precio de 150 mil euros, con 3 viaje incluidos a EEUU, te dan él bebé de más calidad, sin tener que ir a la India o a Canadá.

Los efectos secundarios para la madre subrogada, y para la gestante son altamente lesivos, desde los quistes ováricos, infartos cerebrales, hasta preclampsia, enfrentándose los bebés a anomalías fetales, amén de las rupturas en el terreno emocional. La violación de los derechos humanos, con este formato de explotación de las mujeres sin recursos, destroza todos los principios de integridad, y dignidad de estas. Observamos con preocupación, cómo se manosea qué hacer con nuestros vientres, por parte de algunos partidos en sus penosas declaraciones, amén de otros entes ajenos a nuestra innegociable voluntad. Ustedes dirán.