Leña del árbol caído

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28 may 2017 / 08:46 h - Actualizado: 28 may 2017 / 08:46 h.
"PP","PSOE","Susana Díaz","Juanma Moreno"

El debate actual se encuentra lo suficientemente enconado como para esperar aunque sean simples gestos que apunten hacia la distensión o, cuanto menos, el respeto imprescindible que se deben entre sí los correspondientes protagonistas de la vida política. Las duras descalificaciones, los golpes bajos, ensombrecen el panorama hasta el punto de provocar el hartazgo y el rechazo de los ciudadanos a los que les resultan poco edificantes las escenas a las que habitualmente asisten, estupefactos y agotados ante tanta energía perdida y bajo esa permanente lluvia de escándalos de corrupción.

La secretaria general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez ha sorprendido a todos esta semana. Ante la esperada comparecencia de la presidenta de la Junta, Susana Díaz en el Parlamento andaluz, anunció previamente que «no iba a hacer leña del árbol caído» así que no sacaría provecho de la adversas circunstancias en las que comparecía en la sesión de control tras perder estrepitosamente las primarias del PSOE frente a Pedro Sánchez. La jefa del Ejecutivo andaluz no podía ocultar en la Cámara los signos de la derrota que aún perduraban en su rostro. Se presumía, por tanto, como un duro trance esa sesión de control al Gobierno andaluz. A pesar de ello, pudo superar, no sin dificultades, las lógicas y contundentes arremetidas de otros representantes políticos como fueron los casos de Juan Manuel Moreno Bonilla, del PP y Antonio Maíllo, de IU. Cada uno a su estilo, pusieron de manifiesto las contradicciones en las que incurría la presidenta al advertir que, a partir de ahora, se volcaría en Andalucía. Recibió todo tipo de reproches como corresponde a la acción previsible de la oposición, poniendo, incluso, el dedo en la llaga de la herida abierta que ofrecía su contrincante. Todo un cornalón, con varias trayectorias, en lo que constituía un fácil e inevitable flanco de ataque para sus contrincantes.

A pesar de lo propicio de la coyuntura, Rodríguez, quien se destaca por mantener crudos enfrentamientos dialécticos con Díaz, optó por obviar este camino centrando su intervención, más bien, en reclamar información a la presidenta sobre el reciente congreso sobre el cambio climático celebrado en Huelva y organizado por la Consejería de Medio Ambiente. Es decir, prefirió hablar de otro asunto antes que entrar de lleno en el fracaso político que había cosechado. Puede pensarse que fue una oportunidad perdida para arremeter contra una Díaz especialmente vulnerable esa jornada. Pero no lo quiso así la gaditana. Y es que puede pensarse, igualmente, que se desmarcó a sabiendas del ataque facilón, optando por guardar una prudente distancia con una rival tocada del ala sin que ello suponga renuncia alguna a su obligación de confrontar ideas y de controlar la acción del gobierno.

Ocurre, sencillamente, que la política está hecha por personas y que a pesar del asfixiante clima en el que se desarrolla, de vez en cuando, se dan gestos cargados de sensatez y nobleza que la dignifican. Y eso hizo Rodríguez sin que vaya en menoscabo, por supuesto, de la fuerte disputa que mantiene prácticamente a diario con la presidenta de la Junta. Tiempo y temática hay por delante, desde luego, para nuevas arremetidas pero no ese día en el que el luto que ofrecía era más que evidente. No por eso ha mostrado debilidad alguna. Ni siquiera se puede considerar que ha desperdiciado una excelente ocasión para erosionar las posiciones del PSOE. Es todo lo contrario. Ha exhibido con ello una estrategia cargada de inteligencia y generosidad incompatible con los trenes baratos a los que se apuntan muchos. La política siempre nos da la oportunidad para reconciliarnos con ella. Aunque sea con un simple gesto como el que hemos contemplado en el Parlamento andaluz. ~