Libertad, pero menos

Algunos han querido reducir la libertad a votar cada cuatro años. Y lo malo es que la gente se lo ha tragado como si no pasara nada. Soy libre porque voto

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03 jun 2017 / 08:00 h - Actualizado: 03 jun 2017 / 08:00 h.
"La vida del revés"
  • Libertad, pero menos

La libertad tiene poco que ver con los otros. Pueden encarcelar a un sujeto y este puede sentirse más libre que nunca. El mundo entero puede darte la espalda y, por fin, sentir que el control de la vida entera es tuyo. Porque eso es la libertad y no otra cosa. No renunciar jamás a lo que eres.

Ese es el gran problema de la sociedad actual. La libertad se ha convertido en poder comprar lo que uno desea, decir tonterías en los platós de televisión, inundar internet de ideas baratas, parecer transgresor cuando lo que eres es un payaso. Cientos de cosas de este calado. Eso sí, cada cuatro años puedes votar. Algunos han querido reducir la libertad a votar cada cuatro años. Y lo malo es que la gente se lo ha tragado como si no pasara nada. Soy libre porque voto. Da igual si por el camino dejamos nuestra esencia, nuestra forma de pensar, nuestros valores. Eso da igual.

Los que han buscado esto saben que anulan al individuo, le dejan a los pies de los caballos. Contento, pero en peligro de desaparecer y convertirse en una sombra más. Al fin y al cabo, lo que consiguen es que millones de personas dejen de pensar; que compren de forma impulsiva objetos de escaso valor pagados a precio de oro para que sientan que están en una especie de paraíso. Disfrazar la libertad individual con un traje de oro es una gran estrategia. Los efectos son demoledores.

Hoy, millones de personas creen ser libres en España. Hoy, millones de personas en España no alcanzan a comprender que su libertad, sencillamente, no existe. Porque un hombre que piensa se opone a la injusticia. Y sin pensar terminas creyendo que lo que te ponen enfrente, sea lo que sea, es lo mejor de lo bueno. Sin pensar no somos nada. Aunque votemos cada cuatro años. La injusticia en el mundo nos aplasta y, aquí, no pasa nada.

¿Quién lee programas electorales antes de votar? ¿Quién está dispuesto a cualquier cosa con tal de no perder su propia identidad? ¿Por qué la gente no se opone a un maltrato brutal? Y lo impresionante es que son muchos los que dicen que no a algo en lo que no han pensado. Son muchos los que se oponen, incluso, a reflexionar sobre asuntos porque saben que no tendrían otra opción que la de apuntarse a esa idea. Se agarran a su libertad soportada sobre unos euros. Y no hay mayor esclavitud que la del dinero. Un dinero que nos han entregado para que no podamos quejarnos si no queremos perderlo.

Por eso , el pensamiento debe estar en funcionamiento para lograr aclarar la mirada de cada uno de nosotros. Eso no es lo mismo que fingir ideas profundas que nadie entiende (esto es muy habitual entre los papanatas que defienden sus ideas (enanas y estúpidas) desde un lenguaje oscuro, desde la parcela de lo inexplicable), pensar no tiene qué convertirse en cosa de pocos. Es verdad que existen grandes pensadores (muy distintos a estos que decoran su vida con bobadas enrevesadas) y son ellos los que hacen avanzar el mundo. Pero el resto de la humanidad, casi todos, dedican su vida a sobrevivir sin demasiado tiempo para pensar con tranquilidad y tienen todo el derecho a pensar sobre las cosas que están a su alcance, sobre las que explican su existencia en mayor o menor medida. ¿De qué le sirve a un campesino saber que Kant afirma el determinismo en relación al mundo de los fenómenos y no respecto de la libertad? ¿De qué le sirve? Lo importante es que desde Kant el mundo es otro. Lo importante es que el campesino piense su universo desde el yo para que el cosmos sea otro, para que el mundo se pueda entender.

Una de las grandes injusticias que se han cometido desde que el hombre es hombre ha sido la de limitar las posibilidades de la gente. En las cavernas, el brujo sabía cosas que sólo llegaría a conocer su sucesor. El resto de la tribu dependía de él. Hoy pasa lo mismo. Echen un vistazo a su alrededor. Da miedo. Nos obligan a estar anclados en lugares comunes y vacíos, nos dicen que eso de pensar sólo lo pueden hacer unos pocos, que esperemos a que den una solución salvadora para la humanidad. Mentira. La salvación es la que busca cada cual, la que se encuentra en cada uno de nosotros, la que hace de lo doméstico un lugar habitable porque esa salvación es ser uno mismo (curiosamente las religiones, todas sin excepción, es lo que defienden aunque lo estropean las iglesias enviando mensajes confusos y desteñidos). Eso de la aldea global queda muy bonito, pero es el atraso más grande conocido por la humanidad. Los que vivimos bien estamos más tranquilos (sin pensar), los que viven peor que hagan lo que puedan. Eso es la globalización. Hacer del individuo un cero a la izquierda. Eso es y no otra cosa.

No deberíamos perder nuestra capacidad al pensar, nuestra libertad al decidir sobre lo poco que podemos manejar. Aquí estamos para ser personas y eso significa que estamos obligados a pensar, a conocer, a amar, a todo lo que una persona puede acceder por su condición. Y nos estamos dejando arrastrar porque eso es cosa de pocos, porque una pandilla de memos lo ha convertido en su coto particular para ganarle unos euros a lo que dicen. Conocer es doloroso aunque más doloroso es pasar por el mundo sin pena ni gloria, sin llegar a ser uno mismo.

No recorrer ese centímetro, ese metro que toca, es absurdo. El camino es obligado. Pensar y pensarlo también. Al fin y al cabo es lo mismo. Y nadie en la aldea global lo hará por otro. Cada uno tiene el suyo. Por pequeño que sea, por insignificante que parezca o le parezca a otros.

Hoy, la libertad consiste en conservar un sitio en la sociedad. Hoy, la sociedad está llena de esclavos. Piense, querido lector, en lo que puede usted hacer o no, en lo que estaría dispuesto a dejar por el camino para ser feliz o libre (es casi la misma cosa). ¿Cuándo comenzó a tomar pastillas para poder dormir; cuando sintió que perdía la libertad o cuando vio en peligro el dinero y su posición social? Piense en su miedo, ¿qué lo produce? Yo me he hecho estas mismas preguntas según las escribía. Las respuestas son apocalípticas.