La Tostá

Lo guay es ser de centro

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 ene 2019 / 07:00 h - Actualizado: 14 ene 2019 / 19:24 h.
"La Tostá"

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Recuerdo que cuando andaba por el PTA (Partido de los Trabajadores de Andalucía) queriendo cambiar el mundo, para los dirigentes de este partido el PSOE era la derecha andaluza, los señoritos. Los otros, salvo el PCE, eran los franquistas, fascistas o nazis. Había entonces una izquierda radical a la que nunca escuché que le llamaran ultraizquierda. El centro era la Campana o la Alfalfa, no recuerdo otro en Sevilla. Sin embargo, hoy es lo guay. Fascista, comunista o ultraderechista lo será usted, porque yo soy del centro y puedo pendular hacia la izquierda o la derecha, depende de dónde venga el viento o me interese en un momento dado. Ser de izquierdas es lo más, o lo era hace tres o cuatro décadas, cuando te presentaban a alguien y antes de decirte el nombre te decía: "Hola, soy de izquierdas, leo a Antonio Machado y tengo una camiseta del Che". Y el otro, para no ser menos, le espetaba: "Yo soy de derechas, pero no franquista, que no haya malos entendidos". No decía que leía a Pemán o al falangista madrileño Tomás Borrás. Ya había muerto Franco y cada cual empezaba a posicionarse donde menos daño le pudieran hacer. Pero cuarenta años después seguimos con serios problemas para sacar pecho y reconocer públicamente nuestra ideología. Que no es una obligación, por cierto, pero tampoco hay por qué ocultarla en un estado democrático como es España. Salvo si votas a Vox, claro, porque eso es lo peor. Peor incluso que votar a Esquerra o Podemos, aunque siempre pueden darte minutos en La Sexta, que es como si te dieran gambas blancas de Huelva en la carnicería del barrio. Yo ya cuando llego al bar por las mañanas para desayunar digo, nada más entrar, estén quienes estén, que soy un liberal como Casado, un híbrido como Ribera, un bicharraco sin bozal como Abascal, un señorito izquierdoso como Garzón o un a mí que me registren, porque puedo ser un día lo que quiera y otro lo que me dé la gana, como Juan Marín. Cuidado con señalarse, porque el pueblo muerde. Y si se ve un día obligado, lo guay es decir que es del centro, aunque sea de Los Pajaritos.