Lo mismito que en la Alameda de Hércules

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04 may 2017 / 08:16 h - Actualizado: 04 may 2017 / 08:17 h.
"Sin rodeos"

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En los primeros años de la década de los 40 del pasado siglo, el teniente de alcalde Manuel Grosso Valcárcel tuvo un arrebato social encomiable: acabar con la prostitución que anidaba en la Alameda de Hércules. Dicho y hecho: el Ayuntamiento mandó cerrar y erradicar todos los kioscos del sector. Adiós para siempre al Villasol, al Plus Ultra, a Casa Parrita... ¡Triunfó la Campaña Nacional de la Decencia! Y no se tuvo en cuenta ninguno de los valores sociológicos que aportaba la Alameda de Hércules durante el día, como el mejor paseo familiar de la ciudad y lugar de trabajo para múltiples trabajadores al calor del ambiente costumbrista y mundano.

La medida acabó con la Alameda, pero no con la prostitución, que se encareció... Desde mediados los 40 hasta 1992, medio siglo, la Alameda fue un lupanar... ¡pero ya sin los kioscos que le dieron vida!

Desde entonces se multiplicaron las casas de cita y se localizaron en toda la ciudad. Oficialmente la Alameda de Hércules dejó de ser la ciudad de la noche crápula... Y desde entonces, toda Sevilla fue lo mismo.

O sea, no se logró nada positivo.

Ahora el Ayuntamiento quiere acabar con los insoportables abusos del exceso de veladores. Muy bien. Pero, hombre, emplear el sentido común... ¿Cómo van a valorarse las mesas de La Campana (1885) lo mismo que el último llegado al sector? Es que ni es lo mismo, ni es conveniente para la ciudad, ni es justo, ni na ni na... Lo que han hecho los munícipes es una barbaridad... La misma barbaridad que cometió el Ayuntamiento de los años 40 en la Alameda, haciendo daño sin mirar a quién.