Lo que tenga que ser, será

Llega el ‘día D’ en Cataluña y el debate soberanista se ha perdido en el intercambio de declaraciones desafiantes, una relación de agravios que a veces rozan lo pueril y mucha, mucha demagogia

Image
30 sep 2017 / 23:13 h - Actualizado: 30 sep 2017 / 20:14 h.
  • Lo que tenga que ser, será

Teniendo en cuenta que esto lo escribo sin conocer cómo va a terminar el follón del día D catalán, había pensado correr un tupido velo sobre el tema, que sobre ese particular ya está todo dicho y lo que tenga que ser, será. Estaba decidida a despotricar contra el libre mercado y los obscenos márgenes de beneficios de algunas grandes empresas. Pero qué va. Puigdemont no para de dar motivos, es lo que tiene ser president y estar empeñado en hacerse notar. Ya que su currículum dice que es periodista, Carles Puigdemont debería haber visto venir a Jordi Évole, que es un comunicador televisivo muy agudo y bien formado. En la Autónoma de Barcelona, por cierto. Lo entrevistó el terrible Évole en su programa Salvados y a la primera que tuvo la oportunidad le recordó al president que en 2014 había votado en contra de dos mociones de apoyo a la autodeterminación del Kurdistán y del Sáhara en el Parlament de Cataluña. Toma mandoble a la coherencia política.

Pues mira que el Kurdistán pilla lejos, pero para reivindicación nacionalista histórica, la suya, que ya con Ciro el Grande y Alejandro Magno estaban dale que te pego con lo de la identidad. Vean que nos remontamos hasta varios siglos antes de Cristo, así que Puigdemont no estuvo fino en esa votación, no señor.

Y si hablamos del Sáhara, ay el Sáhara... Cuarenta años de opresión, desprecio, exilio y sufrimiento ¿no le convencen, señor Puigdemont? ¿Qué es para usted, entonces, lo que otorga el derecho a la autodeterminación de un pueblo? ¿Un movimiento agitador de postureo sin respaldo legal ni moral? ¿Una decisión de ruptura que se lleve por delante todo lo que hemos construido entre todos sin ningún proyecto ni planificación sobre la regulación, el funcionamiento y los daños colaterales del invento independentista?

Corríjanme si me equivoco, será que me faltan luces, pero en el fragor mediático del debate soberanista (que nos hemos tragado enterito y sin remedio) no he visto más que un intercambio de declaraciones desafiantes, el relato de anecdóticas cuentas pendientes y mucha demagogia en forma de reproches y agravios pueriles. Ni una sola razón apabullante que justifique esta salida del tiesto. Seguramente yo misma abordo este asunto en unos términos superficiales, y que esos límites epidérmicos me impiden conocer el fondo de una reivindicación sin duda histórica (sin punto de comparación con los kurdos) pero del todo injustificada en el contexto de una democracia y un Estado como el español.

Pugdemont, que ha militado sucesivamente en Convergència i Unió, Junts pel Sí, Convergencia Democrática de Cataluña y el Partido Demócrata Europeo Catalán, pues no sé... se debe de haber perdido entre tantas siglas y el compromiso (ellos sabrán) que asumieron con los antisistema de la CUP para que apoyaran su investidura. En fin. Confiemos en que se imponga la cordura, tanto hoy como en los días que nos esperan, y que, en medio de esta escalada, el independentismo acierte a detenerse a considerar las virtudes del diálogo. Claro que para eso tiene que tener enfrente a alguien que también esté dispuesto a sentarse y hablar. Uy cuántas preocupaciones nos habríamos ahorrado si las partes hubieran considerado antes esta posibilidad.