Pedro Sánchez no sólo se ha equivocado diciéndole a Rajoy que era un político indecente, aunque le honra que lo haya reconocido, quizás un poco tarde. Lo ha hecho en más cosas y lo puede pagar caro. No se entiende, por ejemplo, que en pleno siglo XXI se negara sistemáticamente a charlar con el otro gran partido de nuestro país, que además ganó las elecciones, para un posible pacto de gobierno. Una cosa es querer ser presidente de tu país, que es legítimo, y otra bien distinta pretender serlo por bemoles y sin que los ciudadanos te hayan elegido. Tampoco le dieron el apoyo necesario a Rajoy y, por tanto, era el momento de negociar. Sí, la política también es eso, pactar, llegar a acuerdos, que los distintos partidos se entiendan cuando el país lo necesite. Y Sánchez no sólo ha sido incapaz de entenderse con el partido más votado, sino con los demás, con esa izquierda emborricada en evitar que siga gobernando la derecha, aunque incapaz de unirse en serio. Habrá nuevas elecciones y puede volver a pasar lo mismo si siguen los mismos borricos padres haciendo girar la noria.