En 1945, Berlín fue prácticamente destruida y sus habitantes pasaron muchas calamidades, incluida el hambre. Lo que hoy es Tiegarten, el principal parque de esta ciudad, con 210 hectáreas, fue una zona agrícola, lo que hoy denominamos un huerto urbano, para sustento de subsistencia de la sufrida población berlinesa. Hoy es un gran parque paisajístico y el pulmón verde del centro de la ciudad. Los huertos urbanos tienen su origen en la necesidad de alimentos de una parte de la población en tiempos de crisis.

La revista esPosible, en su número 45, genera un excelente número dedicado al tema de los huertos urbanos o huertos sociales, denominándolos la revolución silenciosa. Las iniciativas de agricultura urbana complementan el verde urbano, devolviendo la exilada agricultura a las ciudades. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define la agricultura urbana y periurbana como el cultivo de plantas y la cría de animales en el interior y en los alrededores de las ciudades. La agricultura urbana y periurbana proporciona productos alimentarios de distintos tipos de cultivos (granos, raíces, hortalizas, hongos, frutas), animales (aves, conejos, cabras, ovejas, ganado vacuno, cerdos, cobayas, pescado, etc.) así como productos no alimentarios (plantas aromáticas y medicinales, plantas ornamentales, productos de los árboles). La agricultura urbana y periurbana también incluye la silvicultura –para producir frutas y leña– y la acuicultura a pequeña escala.

Los huertos urbanos como tal se iniciaron en los albores de la ciudad industrial del siglo XIX, al cumplir funciones de subsistencia. En países como Gran Bretaña, Alemania o Francia, las autoridades locales y las grandes fábricas se vieron obligadas a ofrecer terrenos a los trabajadores para completar sus recursos y mejorar las condiciones de vida en los barrios obreros en una situación de explotación y pobreza. Los denominados huertos para pobres, surgidos en la ciudad industrial del XIX y principios del XX, cumplían básicamente funciones de alimentación de subsistencia, contribuyendo a la salud y la estabilidad social, aliviando en parte las condiciones de hacinamiento, insalubridad y falta de recursos en los barrios obreros, que Engels describió de forma cruda en los inicios de la Revolución Industrial. Se calcula que en el mundo actualmente hay 800 millones de personas involucradas en agricultura urbana, muchas en zonas marginales y periféricas de las ciudades. Los huertos urbanos en España alcanzan el número de casi 20.000 en centenares de municipios. La visión de la ciudad como ecosistema, es decir, la imprescindible percepción y comprensión de la ciudad bajo el prisma de la teoría ecológica, implica incluir en el sistema verde urbano a los huertos urbanos.

En el escenario de cambio climático hacia el que nos dirigimos vuelve ineludible esta concepción de la ciudad, que debe formar parte de su plan estratégico propio. Los momentos de mayor auge de los huertos urbanos o huertos sociales, en general de la agricultura urbana, están ligados a crisis económicas, energética y medioambientales, asegurando el autoabastecimiento. El huerto urbano no es solo un lugar de ocio y entretenimiento, además de un elemento de cohesión y encuentro social, es fuente de alimentos. No son tiempos fáciles y los huertos urbanos tienen una función social importante y por ello deben ser apoyados por los gobiernos municipales.

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, pretende establecer huertos urbanos por toda la ciudad. Es una magnífica iniciativa en una ciudad que pretende ser paradigmática en su concepción como ecosistema, una ciudad cohesionada y socialmente avanzada, una ciudad con un sistema verde bien diseñado y gestionado, con ideas claras ante sus limitaciones en escenarios de cambio climático. El Ayuntamiento de Sevilla, y esperemos que sirva de ejemplo para el resto de municipios de Andalucía, prepara un plan director para los huertos urbanos de la ciudad a desarrollar en los próximos cuatro años. Esta iniciativa debería formar parte del imprescindible Plan Estratégico de la ciudad de Sevilla ante el Cambio Climático.

Raúl Puente, profesor de la Universidad Pablo de Olavide, es autor de un excelente libro, publicado en 2012, cuyo título es Huertos Urbanos de Sevilla, tras haber presentado recientemente su tesis doctoral sobre este tema. Actualmente la ciudad cuenta con varios huertos urbanos; el más antiguo, el ubicado en el Parque de Miraflores, una excelente iniciativa ecológica y social de los tiempos de Manuel del Valle en la década de los ochenta. Actualmente completan la lista de huertos urbanos los localizados en San Jerónimo, Pino Montano, Rey Moro, Tamarguillo, Hacienda de San Antonio, Bellavista, Torreblanca, Pablo de Olavide, Polígono Sur, Vega de Triana y Parque del Alamillo.

Recientemente, los huertos de Miraflores han entrado en conflicto con el Ayuntamiento por falta de financiación al no ser eficiente el sistema de transferencia de subvenciones que permitan mantener los huertos, especialmente en estos difíciles tiempos. Estoy seguro de la sensibilidad del Ayuntamiento de Sevilla para resolver este tema y que los huertos de Miraflores, que tan alto beneficio social brindan, sigan funcionando.

El Ayuntamiento de Sevilla, en su modelo de ciudad considera la cuestión de los huertos urbanos, o huertos sociales una parte importante de la ecología urbana en una concepción del hábitat urbano, no solo en línea con las ideas de ecología urbana más innovadoras, sino en equilibrio con las necesidades de una ciudad ante los riesgos del cambio climático, y bajo la idea de la ciudad solidaria que elimine inequidades, agravios históricos entre barrios, donde se rompan las desigualdades. Bienvenido a la ciudad sea el Plan Director de Huertos Urbanos como exponente de una nueva concepción de la ciudad.