Los Juegos Paralímpicos...

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14 sep 2016 / 23:59 h - Actualizado: 15 sep 2016 / 00:03 h.
"Habla, Sevilla"

Desde el pasado día 7 de septiembre y hasta el próximo domingo se están disputando la décimo quinta edición de los Juegos Paralímpicos en Río de Janeiro. Estos Juegos –fundados en 1960 por Ludwig Guttmann– son una competición olímpica donde participarán 4.350 deportistas representando a 176 países, los cuales tienen ciertos tipos de discapacidades físicas, mentales o sensoriales.

Y escribo que los juegos Paralímpicos son algo más, entre otras muchas razones porque quienes participan en ellos han tenido que superar todas la barreras superables deportivamente hablando, y algunas más... En los Juegos Olímpicos –finalizados hace poco– uno ve el esfuerzo, el sacrificio, la tensión acumulada de cuatro años para explosionar en tan sólo unos minutos, incluso en unos segundos. Para ellos el éxito, la fama o el dinero. Ahí quedan los Bolt, Phelps, Gasol, Durant, etc.

Pero estos juegos Paralímpicos, además de las virtudes nombradas o citadas anteriormente, hay una más. Sus participantes a lo largo de la vida en su mayoría han recibido un duro golpe, un mazazo que pocas personas en el mundo podrían superar. Estos deportistas con mayúsculas han sufrido amputaciones, ceguera o parálisis cerebral, lo que los convierte –al menos para este que escribe– en auténticos ejemplos a seguir. Veo a diario el esfuerzo de algunos de éstos olímpicos; ya que de entre los 127 representantes españoles (27 son de Andalucía) dos pertenecen al Club Náutico Sevilla del cual soy socio, y los veo y sigo a diario como se dice en el argot deportivo machacándose, pasando de muy pocos grados de temperatura en invierno a esos más de 45º que esta bendita tierra del Sur de España nos obsequia un verano y otro también.

Escribo estas líneas antes de la finalización de los mismos, porque –para mí– además de deportistas de élite con un enorme valor humano sois algo más, un ejemplo a seguir de constancia y superación... independientemente del resultado.

Mientras tanto, ¡sé feliz!