Hace unos meses me decía Antonio Romero que los manijeros ya no están en el poder, que con Donald Trump se inicia la nueva época en la que es el propio poder el que se pone al frente del barco. Con Trump se limpia de polvo y paja el camino a andar y con un prestigioso grupo de oligarcas de primera línea se inicia una especie de matonismo como nuevo orden mundial. Decía que probablemente asistamos, como nunca lo hemos visto antes, a la guerra como gran negocio al servicio de las grandes petroleras del mundo. Parece que esta semana algo de eso hemos visto en Siria.
Con el bombardeo a Siria vuelve a escenificarse la arbitraria intervención americana en Oriente Medio, como ya ocurriera en Irak o Afganistán, pero esta vez sin consulta a nadie. Mientras los manijeros son gente que piden permiso –«¿Da usted su permiso?»– los grandes magnates se sienten con el poder omnímodo de pasarse por el forro los mecanismos que establece el orden internacional y, de camino, hacen ver que ese lastre que es para ellos Naciones Unidas es un organismo sin poder, sin capacidad de respuesta ante sus envites. Es el matonismo al que ni los gobiernos europeos son capaces de ponerle pegas.
Los frágiles mecanismos del mal llamado orden internacional no pueden ser definitivamente desmantelados para ponerlos al servicio de un mundo desregulado donde los grandes poderes campen a sus caprichosas e interesadas anchas. Por cierto, con la base de Rota como protagonista del ataque y el connivente silencio de los gobiernos español y andaluz de mudo testigo. ~