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Pablo Iglesias, durante un acto de Podemos. / EFE
Pues sí, Pablo Iglesias tiene razón, los medios de comunicación que más opinión pública crean –la opinión publicada- tienen en los bancos a sus mantenedores principales y como el poder en el mundo descansa en los bancos, en los fondos de inversión y en las empresas de capital riesgo, este poder utiliza a sus medios de comunicación y a sus políticos para intentar terminar con personajes molestos o instituciones revoltosas como Pablo Iglesias o Podemos que obligan al brazo socialdemócrata del sistema a girar hacia la izquierda. Con el tiempo, también terminarán con cualquier vestigio de pensamiento crítico científico en la universidad, de hecho es algo bien visible en la actualidad donde, a causa de un déficit de mente crítica, los problemas urgentes e importantes de la humanidad son desviados hacia asuntos interesantes o curiosos pero no cruciales para que la especie humana avance en su ética social, por ejemplo. Todo ello ha hecho mella en profesores y estudiantes.
Esto es así y mientras más pronto se asimile, mejor, puesto que no veo que tangamos arrestos para poner freno al problema entre otros motivos porque la actuación del poder en las mentes de los miembros de la sociedad ha sido de matrícula de honor. Al mismo Pablo Iglesias no hace falta que se le “liquide” porque él sólo y sus lugartenientes se encargan de suicidarse, criados e influidos por la propia ideología a la que cuestionan.
Cuando comenzó la democracia creímos en una prensa libre, en 1976, un año, o menos, después de la muerte de Franco, aparecieron tres publicaciones históricas: El País, Diario 16 e Interviú. Ya estaba en la calle desde principios de los setenta Cambio 16 y otras revistas como Triunfo. Aquel periodismo nos ilusionó pero también le ilusionó al poder y un periodismo liberal y/o rompedor se fue convirtiendo en una concentración de grupos de comunicación con los bancos detrás al tiempo que la competencia y los errores fueron comiéndose poco a poco a Diario 16 y a Interviú mientras que hoy a El País no lo conocen ni los padres que lo parieron y Cambio 16 existe por existir.
La democracia trajo concentración informativa y mientras más grande y más influyente sea una empresa mediática más publicidad tiene o necesita, más atrae al poder del dinero y de la política y menos libre es. La paradoja es ésta: un medio independiente y libre de verdad se las ve y se las desea para salir adelante económicamente en la democracia. ¿Por qué? Porque los ciudadanos pasamos de todo con tal de que no nos falte un móvil, El Corte Inglés, el Sevilla y el Betis –aquí, en otros lugares otras distracciones- o los bancos para que nos presten dinero y podamos jugar a ricos comprándonos casas y coches que son del banco pero nos autoengañamos con la ilusión de que son nuestros.
¿Ven? Todos estamos en manos de los bancos, empezando por los medios de comunicación. Menos rasgarse las vestiduras y más asimilar la situación. Si no hay valor ni voluntad para parar este desaguisado, relájense y gocen del espectáculo.