Los pies en abanico

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27 mar 2017 / 20:45 h - Actualizado: 27 mar 2017 / 20:45 h.
"Cofradías"

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Las mejores respuestas al revuelo mediático ocasionado la pasada semana con motivo de la suspensión de un ensayo de los Armaos de la Macarena, tras la denuncia de una vecina, se las he escuchado a Javier y Enrique, dos críos de tan solo ocho años que, con sus palabras y ajenos a cualquier tipo de polémica, no hacían más que desbordar ilusión ante la experiencia que vivirán en la próxima Madrugá, pues son los dos cornetines que acompañarán a la Centuria en esa noche de ensueño tras el Señor de la Sentencia, Enrique desde la Basílica hasta salir de la Catedral y Javier en el regreso ya en la mañana del Viernes Santo.

Vaya por delante mi crítica cero tanto a la persona denunciante como a la Policía Local. No todo el mundo tiene la inmensa suerte de tener hecho el oído al disfrute de la dulce melodía de marchas como Roma o En tus manos macarenas o Abelardo y Pilatos, por destacar un par de títulos de paso ordinario. Es más, a mí no me gustan The Beatles ni los muchos imitadores que tienen y, tengan por seguro, que yo sería el primero en llamar a los hombres del delegado Cabrera si tuviera que soportar uno de sus ensayos en The Cavern de la puerta de mi casa. En cuanto a los señores agentes de la Policía Local, no hicieron más que actuar en virtud de la actual Ordenanza Municipal de Ruidos, vigente desde el 25 de julio de 2014, y aquí si viene la crítica a quienes la aprobaron. Vamos a ver, carnes mías, nadie cayó en la cuenta de que aquí, en Sevilla, las bandas de cornetas y tambores y las agrupaciones musicales tienen por costumbre ensayar por las calles de la ciudad en determinados días de la Cuaresma. Pues eso, que ahora hay que andar poniendo parches a una norma que no ha cumplido ni tres años.

Pero volviendo a los chiquillos que saldrán de cornetines, arte máximo el de Enrique explicando cómo andan Los Armaos en el ensayo: «Un paso detrás de otro y los pies en abanico». Toma ya, no se puede decir más con menos, como aquella sevillana de José Manuel Rodríguez Olivares El Mani que decía: «La Centuria no llega ni a los noventa, pero tiene la gracia de ciento ochenta. Quién no ha soñao pasear por Sevilla vestío de Armao». ~