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Los viejos pastores de las marismas

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19 may 2018 / 22:10 h - Actualizado: 19 may 2018 / 22:38 h.
"La trastienda hispalense"

No sé si mis pasos caminan vestidos de peregrinos hacia el blanco palomar de su casa o estoy extasiado ante la presencia de su hermosura. No sé si vivo o muero ante su gracia divina. No sé si Ella me ha llamado para que corra a su encuentro o ni hace falta caminar para tenerla siempre junto a mí. No sé si voy andando por los caminos del cielo o sueño eternamente con carretas y bueyes, simpecaos y plegarias, sevillanas y tamborileros.

Sea como sea, ante Ella me arrodillo, da igual el sitio, el mundo está lleno de rejas donde aferrarse para ver y gozar de su belleza infinita, para clamarle justicia, salud, paz, esperanza... ¡Aquí me tienes, Madre, dime que quieres de mí!... Ella no dice nada, solo me mira, mientras me abraza un hermoso silencio que parece tener música... Música celestial de la gloria que reina siempre en las marismas de El Rocío, música para cantar, música para soñar, música para creer, música para alabar a Dios... Y de pronto, amanece en el antiguo Señorío de Guzmán el Bueno y Ducado de Medina Sidonia, Doñana de pinos y marismas, tramos de brazos y caños del Guadalquivir... Sanlúcar y Bonanza, desembocadura del gran río, Algaida piñonera de negros milanos, águilas calzadas, urracas y rabilargos... Coto del rey de verdes pinares de Aznalcázar y Villamanrique, Brazo de la Torre de arrozales, ínsula de garzas reales y entremuros del Guadiamar... Marismas de Hinojos, de sueños tartesos y de Martinazo de lanceros de jabalíes, acantilado del Asperillo y Abalario de lagunas con olor a menta y eucalipto... Doñana de danzas de cigüeñas y flamencos, de rayas y palacios, de perdices y juncos, de jara y helechos, de zarza y poleo; y de sinfonía de ranas croando en charcas entre la arena y la arcilla.

Gran océano de dunas vivas y mosaicos de colores entre recuerdos de majas goyescas y plegarias del Sopetón, pajareras de alcornoques centenarios entre ramos de sabinas y enebros, monte blanco de jaguarzo y cumbres de clavellinas... Gamos y ciervos, conejos y lagartos, zorros y tejones conviven con los linces del acebuche y las vacas mostrencas bajo los trinos de jilgueros, verdecillos y currucas; y entre aromas de romero, de regaliz y cantueso... Doñana de viejos pastores que con sus caramillos y tamboriles caminan entre yeguas marismeñas por la tierra prometida, el gran paraíso donde vive la Madre de Dios, Patrona de Almonte y Reina del Universo por los siglos de los siglos.

Y justamente allí, en el edén celestial donde la Paloma es Pastora, y la Pastora es Reina, confluyen las alegres sinfonías del universo rociero, a través de unos sempiternos caminantes, juglares de su historia y su fascinación que, cual centuriones de la gran Diosa, cantan: Somos los viejos pastores de esta marisma de amores, somos los tamborileros de la Virgen del Rocío que es la Reina de los cielos