«Maculadas» o cómo poner en jaque al puritarismo

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Pepa Violeta Pepavioleta
27 ene 2019 / 10:20 h - Actualizado: 27 ene 2019 / 17:34 h.
  • «Maculadas» o cómo poner en jaque al puritarismo

Hemos dejado atrás “El año Murillo” y con ello, todos los eventos que se han ido ejecutando en la ciudad, para conmemorar la obra del pintor de Inmaculadas más célebre de la Historia del Arte. Si algo caracterizó la obra de este ilustre sevillano, fue su maestría con el pincel, para retratar una vez más, a las mujeres dentro del halo de divinidad y puritarismo que el tándem Iglesia/Poder se han encargado de fijar a maza y martillo, a través de la cultura. La divinidad materializada en cuerpos de mujeres vacías, retratadas desde la mirada masculina. La madre del salvador, la mujer entregada a la imposición patriarcal de convertir su cuerpo en recipiente, para dar vida al futuro rey de Israel. Mujeres que flotan, que amamantan, que cuidan, que entregan. Esas son las que retrata Murillo y todos aquellos artistas actuales, que también a día de hoy, se aventuran a reproducir modelos femeninos en los que deberíamos mirarnos las mujeres, para no perder el rumbo y no olvidar cuál es nuestra misión.

Reunir a catorce artistas dispuestas a romper el binomio arte-poder en plena crisis espiritual, política y social, se hace imprescindible en una ciudad como Sevilla. Es así, como dando una vuelta de tuerca al mundo Murillo, estas mujeres han sacado toda la artillería, para hacer de su muestra un espacio de crítica y reflexión. Porque hay mucho en lo que trabajar, para desmontar la tendencia a seguir reproduciendo valores patriarcales, que posiciona a la mujer en objeto de arte, musa inerte, desdibujada, inconexa... y a la vez, relegada al plano de consumidora pasiva. Entre la metáfora y la realidad, se ha ido creando un panorama cultural en el que catalogar a una obra de arte como tal, ha sido fruto de lo que los hombres han considerado políticamente correcto y afín a sus intereses de mantener el status quo. El movimiento feminista apuesta, por este tipo de iniciativas culturales, que remueven los cimientos de un modelo estructural, caduco y perverso que saca del espacio artístico a la mitad de la población. Mujeres que quieren crear desde su visión femenina, no obras “para mujeres”, sino arte sin más. ¿Cuántas mujeres han retratado la masculinidad? ¿cuántas ha recreado desde su visión el universo varonil?. Si en siglos pasados, que una mujer pudiera dedicarse a las artes pláticas era algo excepcional, ahora que el abanico se abre, nos encontramos con la paradoja de que el mercado les pone la zancadilla. Los gestores culturales se piensan muy mucho, financiar y dar cobertura a eventos en los que ellas son las protagonistas. ¿Seremos testigos también del año de la Roldana? ¿o tendremos la oportunidad de disfrutar de un ciclo dedicado a Carmen Laffón, por ejemplo? Permítanme que lo dude. Sin embargo, ellas también forman parte de la historia. También ellas han creado discursos y legado suficiente que poner en valor. Si proyectos como “Maculadas sin remedio” salen adelante, es siempre desde la precariedad y la soledad de quién navega a contracorriente. Salirse de los cánones establecidos y cuestionar un mapa de valores arraigados por la tradición, se convierte en acto suicida.

«Maculadas» o cómo poner en jaque al puritarismo

Históricamente, los hombres se han auto-legitimados para representar a las mujeres, sus cuerpos y sus voces. Lo nuestro nunca es universal y no estamos autorizadas para representar al hombres desde ninguna disciplina artísticas. Dentro del vocabulario patriarcal representar, es sinónimo de usurpar, si de mujeres estamos hablando cómo creadoras de arte. Hablar de igualdad en este mundo, conlleva que hombres y mujeres puedan hacer representaciones de hombres y mujeres, más allá de prejuicios y sin presuponer que lo que nace de las manos femeninas, sólo les interesa a ellas. Como sociedad tenemos un compromiso: educar la mirada y el sentido crítico. Se hace difícil no acudir a los prejuicios que usamos para ampliar nuestro conocimiento de las cosas. Sin unas ideas previas no podemos seguir construyendo, pero ¿qué pasa cuando la base de esta pirámide ya está inclinada desde el principio?. Pues que corremos el riesgo de pensar, que esa inclinación es natural, propia de su naturaleza. Si no dejamos espacio para que la otra mitad de la población también construya la base de la pirámide, jamás sabremos que altura podría alcanzar.

El patriarcado y los resortes del mercado blindan la polifonía a la hora de usar el arte como vehículo para representar lo que acontece.

“Maculadas sin remedio” es un claro ejemplo, que salirse de lo establecido nos ayuda a consolidar intercambios cognitivos que enriquecen. Cada persona construye identidades propias y ajenas desde lo interiorizado y aprendido a lo largo de su vida. El consumo que hagamos de productos culturales, en cierto modo, modela nuestro pensamiento y asienta nuestras creencias. Las mismas, que mal gestionadas nos atrapa en estructuras y modelos que no nos representan. Como dice Marta Sanz “existe un puritarismo que juega a no serlo, que desacredita las obras de autoras y autores, disconformes con el status quo, a través de la demonización y exhibición, en plaza pública de su conducta íntima”. Especialmente hoy, ante el miedo de que el feminismo estimule cabezas pensantes y críticas, el patriarcado juega con ese puritarismo del que habla Marta, para devolvernos al inicio de la partida. Reinterpretar lo sagrado y el legado artístico tradicional, implica un ejercicio de compromiso y culturalización de una sociedad ávida de cambios. Marta Sanz en su libro “Monstruas y Centauras” explica muy bien este contexto de libertad en el que debemos movernos “no se puede meter a nadie en la cárcel por lo que escribe, pinta, compone... y tampoco se puede desacreditar un poemario, una canción o un busto por la conducta cívica de quién lo construyó”. Todos los actores implicados deben trabajar en la misma línea, enseñar a la sociedad a educar su mirada desde una perspectiva igualitaria, no prohibir ni censurar. La necesidad de contar algo y poder hacerlo, debe de estar por encima de todo. Al feminismo no le gustan las mordazas.

DATOS DE LA EXPOSICIÓN:

“Maculadas sin remedio”

Antiquarium, Setas de la Encarnación (Sevilla)

La exposición está abierta hasta el 31 de enero