Malala

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27 nov 2015 / 21:22 h - Actualizado: 27 nov 2015 / 21:22 h.
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Me encanta esta mujer, esta niña, esta persona, esta sobreviviente. Tiene 18 años y ha dicho ya las palabras más necesarias: «Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar al mundo. La educación es la única solución».

«Que las mujeres sean independientes. Llamamos a los líderes mundiales a cambiar sus estrategias».

«Algunos niños no quieren consolas, quieren un libro y un bolígrafo para ir al colegio». «La educación no es oriental y occidental, la educación es educación y es el derecho de cada ser humano».

Cuando los talibanes prohibieron la educación de las niñas en Pakistán, Malala lo contó al mundo en su blog para BBC Diario de una estudiante pakistaní. Eligió hablar y arriesgar su vida en vez de vivir como una muerta. Tres años después fue víctima de un atentado terrorista cuando volvía a su casa en el autobús escolar. Le dispararon en el cráneo y en el cuello y pasó varios meses hospitalizada recuperándose con la ilusión de volver al colegio.

Malala siempre habla de libros, de educación, de leer y escribir, herramientas básicas de tantos niños y adolescentes que, a veces, no las valoran y para ella son una victoria diaria. Cada día de clase, cada renglón, cada palabra es un premio, el premio a su lucha por defender sus derechos y no dejarse vencer por el terror.

Malala es la voz de la libertad. Recibió el Premio Nobel de la Paz el año pasado y cuando fue nominada dijo: «Mi meta no es obtener el Premio Nobel de la Paz. Mi meta es conseguir la paz y mi objetivo es ver la educación de todos los niños».

Lo mejor de Malala es no ser un símbolo sino una adolescente de carne y hueso que quiere una vida tranquila para aprender, convivir, crecer y desarrollarse en libertad.

Mientras el terror explota en las ciudades y se responde con más armas y guerra, hay muchos jóvenes como Malala que quieren estudiar, crecer y vivir en paz en este mundo caótico que cuantos más medios tiene para comunicarse, menos dialoga: «Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores».

Feliz fin de noviembre. Hasta el sábado que viene.