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Mañana se cumplen 450 años de la subida del Giraldillo

11 ago 2018 / 18:57 h - Actualizado: 11 ago 2018 / 19:01 h.
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Antonio Rodríguez Babío es delegado diocesano de Patrimonio Cultural

Este año de 2018 está marcado por las iniciativas que conmemoran el 400 aniversario del nacimiento de uno de nuestros pintores más universales, Bartolomé Esteban Murillo, y que nuestra ciudad está celebrando por todo lo alto con diversas iniciativas, como exposiciones, congresos, etcétera.

Pero también en este año se cumplen 450 años de la ejecución y subida del Giraldillo y, por tanto, de la finalización de las obras renacentistas en el alminar almohade en 1568, como se señala en la inscripción conmemorativa redactada por el canónigo Francisco Pacheco, tío del pintor del mismo nombre, que se encuentra en la fachada Norte de la Giralda, ahora ininteligible. En efecto, tras la muerte en 1556 de Martín de Gainza, en diciembre de 1557 es nombrado Maestro Mayor de la Catedral de Sevilla el cordobés Hernán Ruiz el joven, y el 5 de enero de 1558 es aprobado por el Cabildo de la Catedral el proyecto que este presenta para rematar la torre.

Dicho proyecto comenzará a ejecutarse ese mismo año; en efecto ya en 1558 se encuentra documentada la adquisición de mármoles para la obra y un año después, encontramos trabajos de derribo en la torre, probablemente la espadaña que la coronaba desde la caída del yamur por el terremoto del 24 de agosto de 1356.

Hasta 1565 encontramos diferentes noticias relacionadas con la obra, como la adquisición de piedras, la fabricación de una grúa, pagos por derribos y eliminación de escombros, etc. En septiembre de ese mismo año se realiza el vástago de hierro que sostendrá la estatua-veleta, trabajo efectuado por Juan del Pozo y Cosme de Sorribas, que parte del Cuerpo del Pozo y del que en su extremo inferior pende la campana del reloj colocado en 1400, y en diciembre encontramos al pintor Luis de Vargas pintando los frescos en diversos sitios de la torre.

Un año después, el 27 de agosto de 1566, Bartolomé Morel suscribe un contrato con el Cabildo, comprometiéndose a fundir una «figura de metal de bronçe para el remate de la torre de la dicha Sancta Yglesia», labor que concluirá en 1568 con la subida el 13 de agosto y el dorado y policromía de la figura entre agosto y septiembre de ese mismo año, como aparece en el epígrafe «1568» grabado en la cúpula de piedra sobre la que se alza la escultura. Se ha venido aceptando la participación del pintor Luis de Vargas en su diseño, así como de Juan Bautista Vázquez el viejo realizando el modelo de bulto redondo en barro del que se hará el vaciado, mientras que su fundición en bronce la lleva a cabo Bartolomé Morel y su pintura y dorado, Antón Pérez. Sin embargo, se ha señalado también la posibilidad de que los moldes fueran obra del escultor Juan Giralte, quien había trabajado con Juan Bautista Vázquez en las esculturas del tenebrario, si bien se ponen en duda otras hipótesis como la participación de Diego de Pesquera. Como curiosidad podemos señalar la noticia del traslado del Giraldillo desde el taller del fundidor hasta la Catedral, el 26 de julio de 1568, portado por dieciocho moriscos.

El Giraldillo forma parte de un complejo programa iconográfico que recorre toda la torre y que se remata con la imagen de la Fe Victoriosa, expresión figurativa del triunfo de la Iglesia católica y de sus dogmas frente a musulmanes y protestantes. Pero pronto la torre se va a convertir en el símbolo de toda la ciudad; tan sólo dos años más tarde, en 1570, aparece en una alegoría de Sevilla que se encontraba en un arco efímero levantado con motivo de una visita de Felipe II. Y así, hasta hoy, por lo que la efeméride del 450 aniversario del Giraldillo y de la conclusión de la intervención renacentista en la torre de la Catedral, no debería pasar inadvertida para nuestra ciudad, que debe celebrar el momento en que la Giralda comenzó a convertirse en su principal símbolo