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Marzo marcea

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14 mar 2017 / 22:38 h - Actualizado: 14 mar 2017 / 22:38 h.
"Fin de pista"

La carrera se había disparado con tres o cuatro días de sol achicharrante y amarillo. Marzo mayeaba y mostraba todo su esplendor cuando la Cuaresma aún no había alcanzado su ecuador. Pero esas prisas por guardar paraguas, abrigos y novelear con un veranillo de circunstancias tenían la mecha corta. Todo ha vuelto a su lugar: las ganas de alcanzar la meta se han enfriado en estos chaparrones, el ventarrón incierto y los nubarrones oscuros que han devuelto al mes su identidad más genuina. La espera vuelve a arrebujarse, a retomar ese peculiar spicatto que invita a estar en casa para volver a contar los días sin querer que el calendario corra demasiado.

Pero a doña Cuaresma ya le faltan tres de sus siete patas. Ya no hay vuelta atrás aunque este aire caprichoso rebota en los estantes de la memoria; nos devuelve a otras tardes lejanas en las que soñábamos con semanas santas convertidas en un paraíso interior. Kavafis vuelve a ser la referencia. Conviene demorar el regreso, soñar con bahías nunca vistas... Ha pasado mucho tiempo y ahora sé dónde están esas bahías. El niño que fue sólo espiaba la llegada de ese tiempo de ilusiones en el perfume de una huerta breve; en las naranjas vencidas del camino del colegio. El recuerdo rescata personas, estancias y emociones... los sueños de un niño tímido que sabía que se acercaba algo importante. Marzo marcea, nos presta sus nubes cárdenas, los vencejos remotos y nos adentra en esa cuaresma interior que sigue interrogándonos mientras arrecia este viento antiguo. ~