Cerca del Mercado del Arenal, un Bierstube –o sea un Rincón de cerveza alemán– muestra su colección de escudos de ciudades germanas, llenos de cruces, frailes, obispos, dragones, caballos, grifos, unicornios, águilas y toda la parafernalia que surtía de símbolos a la mentalidad medieval. Entonces cada ciudad –o, mejor, su ayuntamiento– tenia su pendón lo mismo que las casas nobiliarias el suyo. Eran logotipos que servían, como hoy, para distinguirse pregonando antigüedad y legitimidad y que ahora han pasado a ser simples elementos decorativos. Actualmente nadie se toma en serio esos retazos del pasado, nadie salvo, al parecer, el grupo municipal de IU que ha pedido la participación ciudadana para cambiar el de Sevilla aduciendo un sarta de argumentos tan anacrónicos como los de la insignia.
Pero la Historia ha seguido su curso; tras la Edad Media llegó el Renacimiento y, luego, la Ilustración poniendo las bases para que nacieran las fuerzas políticas y sociales que defendían a todos aquellos –la mayoría– que, hasta entonces, no habían tenido instrumentos para defenderse. Para eso nacieron las fuerzas de izquierda –y, entre ellas, IU– algunas de las cuales, sin saber qué hacer, se dedican a matar moscas con el rabo de los referéndums, un instrumento que de servir, por ejemplo, para que la Andalucía secularmente postergada consiguiera el Autogobierno, ha pasado a ser un juego más de cuantos las compañías telefónicas ofrecen en sus servicios. Desgraciadamente hay políticos que cada vez se parecen más a la tertulia alrededor de una cerveza. ~