Me entero un día por los medios de comunicación de que Mercadona y sus trabajadores han llegado a un acuerdo en un nuevo convenio colectivo. Dentro de lo que tenemos en estos tiempos, hay que ver cómo defienden los trabajadores de esta empresa a la firma que les da de comer. Yo tengo alumnos que no son ninis de esos parásitos que hay por ahí, al revés, trabajan y estudian y algunos trabajan en Mercadona y no veas cuando vienen a tutorías lo bien que me hablan de su empresa. Me alegro porque suele ser al contrario. Felicito a Mercadona por darle un trabajo a mis alumnos y dejar en evidencia a quienes deberían hacerlo: los grandes medios de comunicación, los ayuntamientos creando gabinetes de comunicación o las empresas que no los tengan creando departamentos de asesoramientos en comunicación, hay mucha potencialidad de generar empleos en la comunicación local e institucional pero se sigue sin ver sentido a esto lo cual es mala señal porque tan importante es producir como saber vender lo que se produce. Hace poco estuve en Priego de Córdoba, allí hay bastantes empresarios cuyos productos –como el aceite- poseen multitud de premios pero no están inundando el mercado como en teoría debería ser. Eso es por falta de una política global de estrategia de venta y esas estrategias las trazan los expertos en comunicación y marketing, entre otros profesionales. Pero nos resistimos a levantar una Andalucía del siglo XXI a pesar del potencial que tenemos. Yo entendí perfectamente a Juan Roig –el jefe de Mercadona- cuando en 2014 dijo aquello de que había que trabajar como chinos para seguir viviendo como españoles pero se le echaron encima los que se creen que el bienestar llega solo o rezando. El tiempo le está dando la razón porque aquí o espabilamos o el futuro será más chino de lo que ya lo es el presente. Se supone que lo mismo que los chinos han copiado el capitalismo a su manera nosotros debemos imitar a los chinos a la manera europea. Si lo hacemos saldremos ganando porque Europa suele ganar siempre, el milagro europeo es real, lo pueden ustedes comprender leyendo el libro El milagro europeo de Eric Lionel Jones. Mercadona ha elegido el camino más eficaz para publicitarse: no hacer publicidad, trabajar bien y dejar que la gente aplique el boca-oído. Ahora lo que hace falta es que ese feminismo reaccionario que hay por ahí no salga protestando porque Mercadona significa en valenciano-catalán el mercado de la dona, es decir, de la mujer, y eso se supone que es machista. Pero, como decía Felipe González, gato blanco o negro lo importante es que cace ratones. Si protestan que le pongan Mercahome y en paz, que nosotros no somos tan susceptibles.