Felipe González, gustándose en su discurso, toreando de salón en el Salón de los Tapices del Alcázar, el Palacio Real de Sevilla, donde ayer y hoy es objeto de múltiples parabienes por su contribución al éxito de la Expo 92 como ocasión para modernizar Sevilla, y elegirla como primer destino del tren de alta velocidad, señaló que muchos sevillanos entienden y valoran al fin, 25 años después, que la ciudad vivió nada menos que una Exposición Universal. ¿Son muchos? ¿Son pocos? Difícil de discernir. Quizá al ex presidente del Gobierno le parece que aún tienen notable influencia en Sevilla quienes le criticaban por sistema y abogaban por no ir a la isla de la Cartuja salvo para ver a Rocío Jurado. Pero la Sevilla de hoy no está marcada por esos dictados.
Quienes han propugnado e impulsado en primer lugar la reivindicación orgullosa de la efeméride en 2017 no son los políticos que secundaban ayer a los Reyes eméritos, sino los integrantes de la Asociación Legado Expo 92. Encabezada por ciudadanos que eran chavales a los que sus padres llevaron continuamente a la Cartuja en aquellos seis meses de fiesta. Algunos, por edad, podían ser los nietos de los catedráticos eméritos que inventaron el formidable ‘microclima’ para refrescar el terrritorio Expo. Artifices de la mejor Sevilla, y ayer fueron homenajeados al pie de la portada de la Feria de Abril por la plataforma cívica Red Sevilla por el Clima. Ha de darse prisa el Ayuntamiento para reaccionar y premiarlos.
Benemérita casualidad. El día que se evoca el primer cuarto de siglo de la Expo’92 como cita del mundo en Sevilla, una de las empresas que ahora marcan la pauta en el mundo, Amazon, que ni existía hace 25 años, convirtió la Plaza de España en su Pabellón del Libro. A la vez, en el Teatro de la Maestranza, el espacio escénico que catapultó el nivel de la vida cultural en Sevilla gracias a la inversión de la Expo, la Sinfónica de Sevilla interpretaba la primera obra musical catalogada como Patrimonio de la Humanidad: la Novena Sinfonía de Beethoven. Y contaba con la presencia del compositor Gabriel Prokofiev, nieto del legendario músico ruso, presentando en España su versión ‘remix’ para ‘dj’ y orquesta de la mítica partitura beethoveniana. Clasicismo y modernidad.
Dicen que en uno de los enclaves de la bohemia cosmopolita sevillana, cada vez más numerosos en el centro de la ciudad, un amigo del mimetismo antagónico va a salir del armario para escribir en una pequeña pizarra, a la vista de la clientela: ‘Faltan 364 días para el 20 de Abril’. Dicen que en una conversación de junta directiva de asociación, intercambiando impresiones a propósito de esta semana tan caracterizada por la conmemoración de las bodas de plata con la Expo’92, a caballo entre la nostalgia y la autoestima, se ha planteado de modo informal proponer en el Pleno municipal que el 20 de Abril sea festividad local en el calendario de Sevilla. San Expo. Patrón de la Sevilla Universal. Sin dogmas. Sin chauvinismos.