El miedo, tener miedo, dejar que el miedo nos manipule, que use nuestra voluntad para sentirnos como niños pequeños ocultos en un rincón. Miedo al miedo es dejar que otro nos posea y tenga el poder de procurar nuestro miedo. Solo al miedo de dejar que otros no manipulen, nos coarten, nos haga doblar nuestra humanidad es aquello que debemos de temer.
En la sociedad interconectada nos encontráramos en la plaza pública escuchando mil voces, mil gritos, mil opiniones personales, mil rumores y poca verdad, pocas certezas de aquello que realmente sucede. Contra una situación como esta la información, indudable y veraz, realizada por profesionales con un nivel ético y de responsabilidad es la mejor precaución para no caer en el miedo. Para no dejar que el terrorista nos sume a su ecuación de muerte, para no permitir que logren manipular nuestra sociedad.
En momento como los actuales, donde parte de los ciudadanos tienen un inaplazable temor a la situación, cuando debemos sobreponernos a lo incompresible de los asesinatos, a lo inentendible de unas circunstancia que por repetidas en el tiempo nos cuesta superar, para poder tomar la humanidad que existe en nuestra sociedad para devolvérsela a los terroristas convertidos en rechazo, en negación.
Pero no podemos creer que las cosas no seguirán donde están, que el universo no seguirá conspirando contra nosotros pues la sociedad actual es la sociedad donde la realidad nos sobrepasa por su constante cambio, por su constante transformación, y en este entorno el miedo, provocado e impulsado, se intenta imponer sobre nuestra libertad.