Milagro del sur

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Álvaro Romero @aromerobernal1
11 abr 2017 / 08:58 h - Actualizado: 11 abr 2017 / 08:58 h.

Dirán que la Semana Santa es un montaje religioso, económico y por supuesto cultural. Y es posiblemente cierto, pero en cualquier rincón del mundo festejan sus montajes y desde aquí los admiramos, sin reparar en que el nuestro va más allá de cualquier avanzada tramoya para erigirse en quintaesencia de nuestro ser del Sur.

Nuestra Semana Santa es la puesta en abismo de la vida no en la metáfora gastada de una jornada, sino en la alegoría verosímil e intensa de los mismos siete días necesarios para crear el mundo. Siete días entre la gloria mundana y la gloria de resucitar para siempre. Siete días entre la condición de hombre y la condición de Dios. Siete días para triunfar y a continuación, no obstante, ser traicionado, acusado, maltratado y matado, sin que todo ello sea óbice para una redención definitiva. La vida misma. En el Sur –donde el hombre es más que en otros sitios inoculados por el virus del individualismo rampante el eslabón de una tradición–, el ser humano no muere porque se apague su cuerpo, sino que sigue latiendo en la respiración acompasada de quienes lo siguen latiendo, de quienes lo latían antes de nacer. Y no por ninguna razón teológica –platónica- que no alcancemos, sino por el pragmático amor que se encadena de generación en generación, del sudor de un costalero al esfuerzo de su hijo, del antifaz de un nazareno a la penitencia de sus descendientes, de los pies descalzos de una madre a la promesa de su hija, a la esperanza de su nieta.

Solo así es posible que el puente de Triana no se caiga cuando cruza La Estrella o cuando vuelve El Cachorro; que un penitente aguante a pesar de que cualquier día no pueda con su alma; que una lágrima rehumanizada brote desde el fondo de un rudo corazón; que un albañil nos traiga al duende en un solo de corneta; que las leyes de la física se conviertan en el anecdotario de un universo trascendente en el ciclo perfecto de una vez por primavera, y por los siglos de los siglos.