Misericordia es Gran Poder

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30 oct 2016 / 02:03 h - Actualizado: 30 oct 2016 / 02:03 h.
"Cofradías"

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Hoy la memoria escoge/el camino más corto para herirme» como escribe Montesinos. Su espada circunda las armaduras de otros muchos sentimientos que no alcanzaron la primavera para florecer, se fueron quedando en el camino impetuoso de lo que no se dice y se piensa. Pensar, duele. Por dentro el alma debe sugerirnos en algunas ocasiones que no escarbemos demasiado, no vaya a ser que tras tanto abrir puertas, lo que vayamos a ver, no nos guste. No tenemos remedio. Los cofrades somos así. Esta ciudad nos brinda la oportunidad de renovarnos, como esa bota de vino que se rellena periódicamente y que siempre tiene una madre excelente para ir contagiando la grandeza de su aroma. La memoria es íntima, personal e intransferible. No quieran comprar libros para saber de otros, vivan lo que algunos escriben y otros pregonan. Es en el conocimiento donde quedamos en nuestro sitio, de allí solo nos mueve la razón. Extrañamente, soy feliz, en lo bueno y en lo malo. Señor: No he venido a entender por qué sufro, sé que es una de las cosas que me enseñas en la vida. A ver lo malo y lo bueno, a sentir la alegría y la tristeza. A vivir con todo y sin nada. Por eso, rezo para sentir que las derrotas y también las victorias son parte de la vida y en todas las cosas que me pasan, estás tú. Y las luces trémulas de una noche inusual, parecen elevar aún más la figura delgada del hombre en cruz. Es cruz destinada a ser ejemplo. Pirotecnia vertiginosa que no trasciende a ningún otro lugar más. Sube tranquilo y despacio. Va de vuelta. No tengo sentido del horario ni tengo programa. Solo estoy con él. Tal día como hoy, te pones a pensar en la Semana Santa y es totalmente anacrónico. Esta ciudad necesita verdad en cuanto a la celebración religiosa, en cuanto a la fiesta, en cuanto a las personas. No queremos tampoco crear un pequeño mundo paralelo a la realidad por el mero hecho de ser más importantes que nadie. Al final, todo el que pasa por aquí, acaba en el mismo sitio, San Lorenzo. Tengo esa prisa cuaresmal, de castellanos de borlas y corbatas apretadas. La desidia por unos días que no se sabe cuándo terminan. Sé dónde tengo que parar unos instantes. En la capilla del Sagrario, la Basílica esconde el secreto mejor guardado de nuestra fe. Aunque no lo vea, dentro de aquel castillo de plata, está el Dios que llevo colgado en el cuello. Si mi debilidad humana, me hace tener que ver para creer, tendré que hincar la rodilla y al ponerme delante del Señor, recibir esa bendición que es rezar sabiendo que las súplicas son escuchadas. Te estamos esperando en silencio, Jesús del Gran Poder. ~

Hoy la memoria escoge/el camino más corto para herirme» como escribe Montesinos. Su espada circunda las armaduras de otros muchos sentimientos que no alcanzaron la primavera para florecer, se fueron quedando en el camino impetuoso de lo que no se dice y se piensa. Pensar, duele. Por dentro el alma debe sugerirnos en algunas ocasiones que no escarbemos demasiado, no vaya a ser que tras tanto abrir puertas, lo que vayamos a ver, no nos guste. No tenemos remedio. Los cofrades somos así. Esta ciudad nos brinda la oportunidad de renovarnos, como esa bota de vino que se rellena periódicamente y que siempre tiene una madre excelente para ir contagiando la grandeza de su aroma. La memoria es íntima, personal e intransferible. No quieran comprar libros para saber de otros, vivan lo que algunos escriben y otros pregonan. Es en el conocimiento donde quedamos en nuestro sitio, de allí solo nos mueve la razón. Extrañamente, soy feliz, en lo bueno y en lo malo. Señor: No he venido a entender por qué sufro, sé que es una de las cosas que me enseñas en la vida. A ver lo malo y lo bueno, a sentir la alegría y la tristeza. A vivir con todo y sin nada. Por eso, rezo para sentir que las derrotas y también las victorias son parte de la vida y en todas las cosas que me pasan, estás tú. Y las luces trémulas de una noche inusual, parecen elevar aún más la figura delgada del hombre en cruz. Es cruz destinada a ser ejemplo. Pirotecnia vertiginosa que no trasciende a ningún otro lugar más. Sube tranquilo y despacio. Va de vuelta. No tengo sentido del horario ni tengo programa. Solo estoy con él. Tal día como hoy, te pones a pensar en la Semana Santa y es totalmente anacrónico. Esta ciudad necesita verdad en cuanto a la celebración religiosa, en cuanto a la fiesta, en cuanto a las personas. No queremos tampoco crear un pequeño mundo paralelo a la realidad por el mero hecho de ser más importantes que nadie. Al final, todo el que pasa por aquí, acaba en el mismo sitio, San Lorenzo. Tengo esa prisa cuaresmal, de castellanos de borlas y corbatas apretadas. La desidia por unos días que no se sabe cuándo terminan. Sé dónde tengo que parar unos instantes. En la capilla del Sagrario, la Basílica esconde el secreto mejor guardado de nuestra fe. Aunque no lo vea, dentro de aquel castillo de plata, está el Dios que llevo colgado en el cuello. Si mi debilidad humana, me hace tener que ver para creer, tendré que hincar la rodilla y al ponerme delante del Señor, recibir esa bendición que es rezar sabiendo que las súplicas son escuchadas. Te estamos esperando en silencio, Jesús del Gran Poder