Mitin y depresión

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24 mar 2019 / 08:20 h - Actualizado: 23 mar 2019 / 23:02 h.
"Opinión","La vida del revés"
  • Pablo Iglesias, durante el mitin. / JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)
    Pablo Iglesias, durante el mitin. / JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

Ayer regresaba a la actividad política Pablo Iglesias. Ha estado de baja por paternidad.

Intentó hacer un mitin multitudinario en Madrid y no lo consiguió. Por dos razones: la plaza en la que se concentraron, él y sus seguidores, no se llenó del todo aun siendo bastante pequeña. La asistencia no fue ningún éxito; y, por otra parte, el discurso de Iglesias fue contradictorio y parecía el comienzo de una derrota anunciada. Los resultados en las encuestas son malos y los entusiasmos menores.

Iglesias señaló en su discurso a Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, como culpable de la división en las filas de Podemos en la capital. Es decir, seguía acusando y en plena refriega. Sin embargo, al rato decía que habían provocado vergüenza ajena por sus peleas internas. Iglesias señaló a los medios de comunicación para acusarlos de ser poderosos y manipuladores. Al rato estaba dando una entrevista en una de las televisiones de un grupo de comunicación al que se refirió en su discurso (por cierto, diciendo lo que le daba la gana). El miedo al fracaso, la ansiedad generada por la incertidumbre, hace que algunos políticos comiencen a hiperventilar sin control. No se puede hacer referencia a los que realmente mandan y están destrozando el país y, a continuación, presumir de haber elevado el salario mínimo interprofesional. ¿En qué quedamos? ¿O usted es poderoso y no nos lo quiere reconocer? ¿Votamos o no sirve de nada según usted, señor Iglesias?

Comienza la precampaña para la formación morada y la depresión en sus filas es severa. La salida de Iñigo Errejón ha sido la gota que colmaba un vaso. Demasiadas bajas y demasiada pleitesía al líder. La casa de Iglesias y Montero, comprada por una cantidad importante, no termina de digerirse entre los que fueron votantes de Podemos (la culpa es de Iglesias puesto que fue él que decía que tener esas casas era una especie de pecado espantoso; este asunto es el arquetipo de un cambio en Iglesias que muchos no entienden ni aceptan, un tránsito brusco desde la pobreza a tener un patrimonio más que aceptable dejando atrás al 95 por ciento de tus votantes). La indignación que quiere retomar Iglesias (sí, aquella del 15M) es de cartón piedra y no parece tener en cuenta todo lo que ha sucedido desde entonces y la autocrítica que desplegaba durante el discurso (muy de agradecer y muy insuficiente) era más un arma arrojadiza contra Carmena y Errejón, una excusa por si todo se viene abajo.

Lo tiene difícil, Iglesias. Repite proyecto como si no hubieran pasado no sé cuántos años (a ver si cuela); no termina de aceptar su papel en la política española (aplaudiendo la equiparación de las bajas por maternidad y paternidad, creo que alguien con estas responsabilidades debería asumir que tiene difícil tener una vida normal; salvo que quieras parecer lo que no puedes, no tiene mucho sentido este asunto); la autocrítica en los discursos puede adornarlos aunque hay que hacerla a diario en los despachos y en el caso de Podemos el goteo de bajas importantes es preocupante. Suelen hacer buenas campañas en Podemos y suelen mejorar los datos de las encuestas. Habrá que esperar.