Parece que este año en España sólo han recibido regalos de Reyes aquellos niños que son del rey Melchor. El rey europeo no ha tenido problemas para llevar a las casas los regalos. Peor suerte han corrido Gaspar y Baltasar. Según cuentan, no han podido entrar en Europa desde Asia y África y aún se encuentran recluidos en diferentes campos de refugiados, por lo que no han podido repartir los regalos a los niños; esos niños de los que forma parte la niña de Rajoy.
Gaspar, proveniente de Asia, se encuentra en el campo de refugiados de Izmir y ayuda a Ladiya de 3 años, que escapó de Aleppo hace dos meses, cuando cayó una bomba en su casa. A su padre lo pilló trabajando en la zapatería que tenían en el piso de abajo. Quedó malherido. A su hermano Ahmed de 9 años le entró metralla en el ojo. En la huida tuvieron que vender sus pequeños pendientes de oro para comprarle unos zapatos. Ahora, aquí en Izmir, su madre hace pulseras y es su única fuente de ingresos. Gaspar le ha regalado un traductor para que los médicos turcos los comprendan.
Baltasar, proveniente de África, naufragó en una patera y espera para ser repatriado. Ayuda a niños como Buna, que es de Kobane y tiene siete años. Cuando el ISIS ocupó su ciudad, la familia huyó a Aleppo. Allí un día, al cruzar la calle, un francotirador le alcanzó en la pierna. La han operado varias veces pero ahora ya anda bien y va al cole turco...
Estos relatos reales nos recuerdan que esta Navidad cientos de voluntarios han ayudado en los campos de refugiados a esos niños que huyen de la guerra.