Netflix

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10 may 2017 / 22:41 h - Actualizado: 10 may 2017 / 22:41 h.

Con la llegada de internet el acceso a la cultura se modifica de forma tan radical que hoy ya no podemos entender estos nuevos modelos como algo marginal, sino más bien como un elemento fundamental de la cultura. De los más de 7.500 millones de habitantes del planeta, cerca de la mitad (49,6 por ciento) tiene algún tipo de acceso a internet.

Siendo cierto que para que la calidad de la experiencia cultural en este mundo digital es necesario una calidad en las conexiones, tampoco podemos negar que para leer un texto (noticia, libro, etc.) no es necesario nada más que un teléfono básico. Es, por tanto, la red un elemento que está generando un proceso de globalización en la creación cultural y en su consumo que de forma constante va laminando la diversidad cultural.

La propia Netflix, paradigma de esta globalización, hizo público un estudio donde exponían en qué momento de las más de 30 series de la plataforma analizada se «enganchaban» los espectadores . Lo más importante es que descubrió que el comportamiento de la audiencia y su conversión en «fans» (que vieron la totalidad de la serie) son universales. Da igual que uno sea japonés o argentino los suscriptores se enganchan en los mismos episodios y se identifican con historias similares.

Ciertamente las grandes historias son universales e internet permite compartir esas historias con una audiencia global. Ciertamente Netflix produce serie en cada uno de sus mercados, pero también es cierto que de forma abrumadora la mayoría está fabricada en la ciudad de los sueños (LA-Hollywood) y está realizada siguiendo los esquemas narrativos y formales que imponen una visión de la sociedad, que se aleja mucho del modo en que viven una gran parte de los habitantes del planeta.

Que la globalización entendida como intercambio y cooperación es un elemento necesario para mejorar la igualdad y el acceso a mejores condiciones de vida de «todas» las personas es una afirmación que es poco discutible, aunque existen quienes piensan que mejor solo que acompañado (el ludismo ya fue derrotado hace siglos ). Igualmente podemos aceptar que es necesario ser individuo para poder ser sociedad, que tenemos que mantener la identidad para poder ser parte del conjunto de los seres humanos y que apoyamos a la cultura contemporánea de nuestra tierra o el tsunami de la tecnología digital no acunará en el placer de la dulce pastilla de «soma».