No hay otra política antiterrorista que cumplir la Ley

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04 may 2018 / 20:01 h - Actualizado: 05 may 2018 / 11:48 h.
  • No hay otra política antiterrorista que cumplir la Ley

La tribuna de Juan Ignacio Zoido, ministro del Interior


En estos días, más que nunca, no podemos olvidar una verdad incuestionable. ETA ha sido derrotada policial, operativa y socialmente como resultado de un logro común de la sociedad española y de instituciones democráticas como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, jueces y fiscales, más la colaboración internacional, pero las víctimas del terrorismo y los colectivos que las representan tuvieron sin duda un papel protagonista para ello.

Ningún comunicado, ningún vídeo ni ninguna escenificación pueden cambiar esa realidad ni van a conseguir, desgraciadamente, que desaparezca tanto dolor causado durante medio siglo. La fuerza de la democracia y la firmeza del Estado del Derecho derrotaron a ETA y, por lo tanto, a ellas hay que seguir apelando por y para siempre. Y eso implica que nada va a cambiar a partir de ahora. No hay otra política antiterrorista que aplicar la Ley, que para eso está. Por eso, serán las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado las que verificarán y certificarán que la desaparición es completa, real y efectiva. Y seguirán, como siempre lo han hecho, persiguiendo a los terroristas e investigando para esclarecer los asesinatos sin resolver.

Nunca hemos creído en la palabra de los terroristas y ahora tampoco. Ya lo dijimos cuando hicieron un paripé de entrega de armas, y después se descubrió un zulo con material. Han tardado mucho, demasiado, pero finalmente asumen que no han conseguido sus objetivos y que no tienen otra opción que poner punto y final a su existencia porque han sido derrotados. Pero no es suficiente. Desaparecer, pedir perdón, arrepentirse, pagar las deudas con las víctimas y colaborar con la Justicia para esclarecer sus crímenes. Ésa es la única forma de final éticamente aceptable.

Porque pueden y deben desaparecer las siglas, pero no desaparecen los delitos ni el inmenso dolor de las víctimas ni, por supuesto, la responsabilidad penal por los asesinatos. Vamos a cumplir la ley y hacerla cumplir. No habrá impunidad. No se puede pasar página sin más, porque dejó escrito Jorge Santayana que “aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo” y por eso es un sano ejercicio tener siempre presente la historia tal y como fue y recordar quiénes son las víctimas y quiénes los verdugos.

Porque ETA ya ha sido derrotada, pero para que la lucha contra el terrorismo llegue hasta al final, hasta sus últimas consecuencias, para acabar con esa lacra, también debemos conseguir que llamemos siempre a las cosas por su nombre. Que no permitamos que nadie pretenda reescribir la historia ni construir un relato interesado de los hechos.

Y no puede haber otro camino en esta lucha que aplicar la Ley sin permitir ningún tipo de chantajes, defender la verdad de la historia frente a la manipulación de quienes quieren pervertirla y reconocer y honrar a las víctimas para que su sufrimiento y dignidad no caigan en el olvido. Porque suponen y supondrán un pilar fundamental. Toda la sociedad española sabe que la memoria y el acompañamiento de las víctimas son armas imprescindibles para combatir el terrorismo. Y también sabe que la convivencia pacífica jamás puede sustentarse sobre el olvido, sino que debe tener como sólidos pilares la dignidad, la memoria, la verdad y la justicia.

Y el respeto a estos principios es incompatible con el indignante comunicado en el que ETA divide a las víctimas en culpables e inocentes. Sus palabras llegan tarde y mal, porque suponen un falso perdón selectivo, pretenden repartir las culpas y justifican sus crímenes, algo que desde luego no denota arrepentimiento.

Por eso, si queremos ser justos, debemos estar siempre junto a las víctimas del terrorismo y reconocerles su papel determinante en esta lucha. Porque suscribimos con ellas una deuda moral que jamás podremos olvidar, porque su sacrificio y su ejemplo son los que deben guiarnos en este camino. Y este camino no podemos recorrerlo solos, sino que necesitamos ir de la mano de toda la sociedad.

Y, desde luego, este Gobierno va a estar al lado de las víctimas, como siempre lo ha estado y siempre lo estará. Porque son una continua inspiración para que cada día tengamos más fuerza para seguir luchando por la justicia, por la paz y por la libertad. Y, por todos los que desgraciadamente ya no están para enseñarnos el camino, debemos recoger su testigo para mantener presentes sus valores.