El tiempo ha sacado a flote lo que era un secreto a voces en Hollywood: el peaje sexual que tenían que pagar las actrices con directores, productores y mandamases de la industria del cine.
El primero en caer ha sido Harvey Weinstein, productor de cine, al que están siguiendo otros nombres de la meca del cine. Y como esto es solo la punta del iceberg, en España se ha dado otro movimiento similar, donde actrices famosas empiezan a denunciar que se han sentido acosadas y humilladas por gente famosa del cine español. La diferencia entre el cine americano y el español no son solo los Oscars y los Goya. La principal diferencia es que aquí se denuncia a medias, es decir, se dice el pecado pero no el pecador.
Comprendo que las actrices puedan tener miedo, pero si realmente lo que cuentan es así ya están tardando en sacar nombres a la luz. Porque da verdadero asco que basura así esté en el top del cine español. Entiendo que acusar ahora cosas de hace diez años puede ser tu palabra contra la mía y que todo quede en agua de borrajas. Pero como estoy seguro de que esto no se ha acabado aquí, animo a las actrices a que desde el minuto uno en que un cerdo de esos le ponga la mano encima, como requisito sine qua non, lo mande en directo a la Venta del Nabo y acuda de inmediato a una comisaría a denunciar los hechos.
Ardemos en deseos de saber quién es esa escoria, esos famosos directores y productores amantes del «plano corto».
Fuera miedos. Nombres ya. Es la única manera de parar esta mierda.