Nobles e innobles

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18 feb 2017 / 22:34 h - Actualizado: 18 feb 2017 / 19:21 h.
"Caso Noos"

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Más de setecientos folios han sido necesarios para dictar el fallo judicial del caso Nóos. Exactamente 729. Ocho meses después del visto para sentencia de este juicio histórico que ha sentado en el banquillo a una infanta de España, hija y hermana de reyes, la Audiencia de Palma ha cerrado el asunto con la absolución de Cristina de Borbón y una condena de seis años y tres meses para su marido por prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y delito fiscal. Yo no pienso leerme la sentencia, lo digo desde ya. A mí los considerandos y los resultandos, los in dubtio pro reo y en general la espesura del lenguaje jurídico me producen un rechazo severo. Y me ha bastado saber que de un tocho de 729 folios la absolución de la infanta Cristina se resuelve en tres párrafos, para reafirmarme en mi teoría de que... pocas palabras bastan.

Eso sí, también deja claro la sentencia que Urdangarin, tan fino él y tan estirado, se aprovechó de su posición de privilegio por su cercanía a la familia real para conseguir contratos públicos de forma irregular. Me quedo muerta. (¿Un tío cercano al poder que se aprovecha de ello para sacar tajada? Eso dónde se ha visto, no he conocido jamás un caso ni parecido. Cómo iba su mujer a imaginarse tal cosa). A ver si ahora me entienden cuando digo que 700 folios son muchos folios, con lo esquilmados que están los bosques de este planeta, para explicar un asunto semejante.

Sin embargo, tras hacerse pública la sentencia, entre la satisfacción de abogados defensores, políticos afines y periodistas opinadores a jornada completa, surgía repetidamente la reconvención para quienes no han respetado en el transcurso de este largo proceso la presunción de inocencia de Cristina de Borbón, a la vez que, como un mantra hipnótico, sonaba eso que tanto les gusta a algunos de que «la Justicia es igual para todos».

Pues no. Me reafirmo. Ni le presumo inocencia a la Infanta (a la que incluso le van a devolver parte de la fianza como si hubiera ido al notario a comprarse un pisito) ni la Justicia es igual para todos. ¿Ahora qué? ¿Me van a detener? Seguramente que en el enmadejado fárrago del universo legal puede demostrarse que Cristina de Borbón no ha cometido delito. Legalmente es inocente. Lo dice una sentencia que no voy a poner en cuestión (ni a leer). Pero que no estaba al tanto de los negocios de su marido... Hummm. Moralmente esa señora no ha estado a la altura, aunque nadie va a la cárcel por innoble (y menos ella, tan de la nobleza), así que aquí no ha pasado nada.

Y que la Justicia no es igual para todos lo seguiré diciendo donde haga falta. No nos vayamos a casos extremos, al ladrón de gallinas y otra literatura semejante, que ya estoy harta de oír eso de los ladrones de guante blanco y las cárceles llenas de rateros de poca monta. Preguntémosle al socio de Urdangarin. Al socio. Ocho años y medio de cárcel frente a los seis años y tres meses de su compañero de fatigas. ¿Esa diferencia por qué es? La sentencia dice que porque Urdangarin no blanqueó dinero y él sí. No lo pongo en duda. Pero qué casualidad. Dos personas trabajando codo con codo y el más malo malote es el que no le toca nada a la familia real.