Notre Dame lo que puedas

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
17 abr 2019 / 07:47 h - Actualizado: 16 abr 2019 / 19:52 h.
"La Tostá"
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Aún estoy intentando recuperarme del impacto emocional que me produjo ver cómo la catedral de Notre Dame ardía como el pasto seco ante la mirada de angustia del cómico Max Pradera, algo más devoto de la Almudena. Nunca he estado en París, por tanto, y aunque no soy un cazurro insensible, confieso que en ningún momento pensé en suicidarme ante la imagen que ha conmovido al mundo y que ha vuelto generosos a algunos millonarios que ya han donado cientos de millones de euros para que tan emblemático edificio sea restaurado. A lo mejor hasta estaba necesitando una buena reforma y ahora la va a tener porque habrá dinero para arreglarla y hacer diez réplicas por si volviera a arder. Es fácil decir ahora que todo ese dinero –van ya más de 600 millones de euros- podría quitar mucha hambre en el mundo, y no lo voy a hacer. Es como cuando dicen que los millones de euros que se dan por un futbolista podrían remediar las fatigas de tantas criaturitas que no tienen donde dormir y que no soplan la cuchara ni en sueños. De no darse para un futbolista, ese dinero jamás iría a esa pobre gente. El que se va a dar para la famosa catedral gótica francesa, tampoco. No solo están dando donativos los ricos, sino gente sencilla del pueblo, porque Notre Dame no es solo una catedral, una más del mundo, sino algo más que eso. O sea, que entiendo el dolor de millones de personas en todo el mundo. Incluso el de quienes jamás han estado en ella, como es mi caso. Un día estuve en la de Burgos y viéndome emocionado ante tanta cultura y belleza, un sacerdote me dijo: “Ni que estuvieras en la de Sevilla, que es la mejor de España”. No quiero ni pensar que ardiera un día la nuestra, esa joya, el templo gótico más grande del mundo. Si en Sevilla amenazan con tirar abajo un chiringuito del río y sacamos las uñas, se pueden imaginar dónde llegarían nuestros gritos de dolor si se cayera la Giralda, por ejemplo. No entiendo, eso sí, que un país como Francia necesite tanta ayuda para restaurar su monumento más emblemático y visitado.