Obras son amores

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14 may 2016 / 12:33 h - Actualizado: 14 may 2016 / 15:22 h.
"Cofradías","Pareja de escoltas"

Ahora mismo la aldea del Rocío estará repleta de peregrinos que acuden a postrarse ante la Blanca Paloma. Ha sido un camino duro, muy duro. La lluvia, el viento y el frío se han aliado para convertir en crudo invierno los días grandes de la primavera en la marisma de Almonte. Pero todo sirve. Esas imágenes de los romeros empapados y llenos de barro andando junto a sus simpecados, ese ondear de verdes capotes que hacía de los jinetes una guardia de corps sin galones ni charreteras en torno a una carreta cubierta de plásticos, esas batas de colores convertidas en una mancha marrón hasta la cintura... han demostrado, por si alguien seguía albergando alguna duda sobre el sentido y el valor de esta romería, que la devoción, como la historia, no se improvisa ni se inventa. Lo explicaba a la perfección un peregrino al que entrevistaban y ante el que un periodista insistía, una y otra vez, en las inclemencias del tiempo y lo intransitable de los caminos. Me puso los vellos de punta cuando respondió con absoluta serenidad: «La Virgen nos llama y nosotros vamos». Así de claro, así de simple. Se cumplen de nuevo las palabras de Jesús dando gracias al Padre porque mostró su verdad al corazón de los sencillos, no a los sabios que se quedan ateridos al menor vaivén de los vientos. Esta es la fe que permite andar sobre las aguas de los caminos embarrados de la vida. No es la llamada fe del carbonero. Es, con todas las letras, la fe del rociero. ~