Pasa la vida

Oratoria, más pronto que tarde

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
12 ago 2019 / 08:55 h - Actualizado: 12 ago 2019 / 08:58 h.
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Una de las grandes paradojas de la sociedad española, a la que por historia, cultura, clima y costumbre se la presupone más extrovertida verbalmente que las nórdicas, germánicas, anglosajonas y eslavas, es su tradicional desinterés por formar a los estudiantes en la expresión oral y no solo en la escrita. Saber hablar, exponer, argumentar, dialogar, responder, es una habilidad primordial, una competencia básica para el desarrollo personal y profesional. Sin embargo, la inercia ha sido la de transmitir conocimientos pero no la de capacitar en destrezas. Por eso, si tomáramos una perspectiva mayor sobre nuestra propia realidad, cuando acontece una decisión como la formulada recientemente por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para que, desde el próximo curso escolar, se cuide que los niños y niñas aprendan a hablar bien en público, la respuesta espontánea rezumaría perplejidad: ¿Y eso hasta ahora no era un objetivo elemental?

Por mis experiencias de trabajo, y por mis relaciones con multitud de profesionales integrados en empresas de todo tipo de sectores, constato que algunos de los empleos donde tienen más dificultades para encontrar candidatos aptos, o para asignar cometidos estratégicos a compañeros ya en nómina, están directamente condicionados por las carencias formativas para desenvolverse verbalmente. Funciones comerciales y de desarrollo de negocio donde es indispensable, a personas ya conocidas o en primeros contactos con posibles clientes, saber comunicar en corto y por derecho, saber explicar, saber ser convincente, hablando de productos, servicios, innovaciones, tecnologías. En español y en inglés. Es un lastre para nuestro potencial de crecimiento.

En los países con mejores sistemas educativos, está bien incardinada la actividad teatral en los colegios e institutos. No piensen que es principalmente por motivos culturales, ni para alentar que el alumnado de mayor se dedique a los espectáculos. Entre los muchos beneficios que reporta, en edad infantil y en edad adolescente, es la capacidad que aporta a chicos y chicos para hablar en público, para expresarse con la palabra y con el gesto, para tener más seguridad en sí mismos cuando intervienen ante los demás. El modelo no puede ser elegir situarse en las últimas filas y refugiarse detrás del libro de texto para acostumbrarse a una dinámica pasiva, sino todo lo contrario: que salir a la palestra sea lo natural y no lo inusual.

Las instrucciones de las autoridades educativas andaluzas señalan que es en la asignatura de Lengua donde se va a dedicar parte del horario lectivo a fomentar que el alumnado ejercite la oratoria. Animo a los equipos directivos y claustros docentes de colegios e institutos a coordinar esa encomienda de modo transversal para que los niños y niñas practiquen hablar sobre todo tipo de contenidos curriculares y de temáticas. Lo hagan durante la clase de Lengua o en otros momentos de su jornada escolar. Entre las experiencias positivas a tener en cuenta, que desde hace años están favoreciendo el desarrollo de esas capacidades, una de las que recomiendo es la Feria de la Ciencia de Sevilla. Porque los centenares de chicos y chicas que participan no solo aprenden durante meses en sus respectivos centros a realizar alguna experimentación, y convertirla en contenido expositivo, siguiendo las indicaciones de sus profesores de ciencia y tecnología. Además, durante los tres días del certamen, en el Palacio de Congresos (Fibes), lo exponen y lo explican, divulgando brevemente su fundamentación, a todas las personas que se acercan a su 'stand'. Es una práctica formidable. De este modo, se completa un círculo de aprendizaje: conocimientos y habilidades.

¿Oratoria? Más pronto que tarde. Y en toda España. Como tiene bien demostrado Neil Mercer, psicolingüista y profesor emérito de Educación en la Universidad de Cambridge, la capacidad de expresión oral influye mucho en el desarrollo del razonamiento y, por ende, en el rendimiento escolar en todas las asignaturas. Tradicionalmente solo se potenciaba en los colegios preferidos por las élites, para que sus hijos llevaran la voz cantante en la sociedad y coparan los puestos de jerarquía. También por eso hay que socializar el saber hablar en público. Propende a la igualdad de oportunidades entre los jóvenes, sea cual sea en los hogares el nivel discursivo de las familias.