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La vida del revés

Otro mundial más

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15 sep 2019 / 12:20 h - Actualizado: 16 sep 2019 / 07:25 h.
"Opinión","La vida del revés"
  • Jugadores de la selección española celebrando la victoria. / EFE
    Jugadores de la selección española celebrando la victoria. / EFE

Cómo han cambiado las cosas. Siendo niño el que escribe, allá por los años 70 y 80, que la selección nacional española de cualquier deporte consiguiese ganar un campeonato del mundo era, sencillamente, imposible. Así, los pocos triunfos que cosechaban nuestros deportistas se celebraban como si hubiera ocurrido algo milagroso, casi imposible. Eran momento de felicidad escasos.

Luego llegaron los triunfos. Medallas olímpicas, campeonatos de Europa y del mundo en distintos deportes. Hoy se suma una segunda medalla de oro en el campeonato del mundo de baloncesto. Lo celebramos todos los españoles aunque sin llevarnos las yemas de los dedos a los ojos intentando descubrir si todo es un sueño, sin tener que pellizcarnos para saber que estamos en este mundo y no en una dimensión extraña y desconocida.

Y es que los deportistas españoles son excepcionales. Son hombres y mujeres trabajadoras, ilusionadas, enamoradas de lo que hacen y están llenos de talento.

No hace mucho tiempo España y los españoles estaban aislados. El mundo nos miraba con la ceja levantada. Y todo en este país estaba al servicio de una dictadura estúpida y zompenca. Los cargos de importancia los ocupaban gestores que acumulaban méritos políticos o militares que no servían para nada. El deporte se reducía al fútbol y, en concreto, al Real Madrid. El resto era anecdótico. Afortunadamente, eso ha cambiado y los jóvenes españoles han tenido la oportunidad de demostrar lo mucho que valen.

Volvemos a celebrar una victoria incontestable de la selección nacional de baloncesto. Un partido brillante, completo, convertido en una clase magistral de lucha, pundonor e inteligencia. Nos quedan muchos más. A pesar de los políticos que hemos padecido una y otra vez, a pesar de las dificultades de todo tipo, los españoles siguen sin tener que envidiar nada a nadie.