Pactos

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23 jun 2019 / 08:26 h - Actualizado: 23 jun 2019 / 08:26 h.
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Estamos casi al final de la negociación de los pactos. Unos pactos que, al parecer, siguen suscitando recelos y rechazos en la ciudadanía. Dos corrientes de opinión se abren al respecto

La opinión negativa mayoritaria, cita las frases de dos políticos de la transición que hoy cobran especial vigencia. Por una parte, Tierno Galván: “Las promesas electorales se hacen para no cumplirlas” Y, por otra, Fraga: “La política hace extraños compañeros de cama”. Siguiendo esta corriente, que no ve más que mercadeo y chalaneo en los pactos, sus calificativos sobre los mismos son consecuentes. Pactos lógicos, en función de la afinidad ideológica, junto a pactos doctrinalmente muy difíciles de conciliar. Pactos que suenan a juegos infantiles: un ratito tú y otro yo. Pactos que retuercen la voluntad popular expresada en las urnas. Pactos amenazados por bochornosas injerencias de mandatarios extranjeros. Pactos resueltos en el último minuto sin que quede justificada la demora. Pactos sometidos durante tediosas reuniones a chantajes finalmente obviados. Pactos cuyos beneficiarios no han tenido rubor alguno en reconocer que los votos que les han favorecido les incomodan, pero no fueron capaces de rechazarlos.

La opinión positiva minoritaria, se basa en la esencia de lo que es la política: lo posible frente a lo óptimo, el mal menor alcanzable frente al bien mayor inalcanzable, la complejidad real frente a la simplicidad ideal, la ética política frente a la ética individual. Y la realidad española: la desaparición del bipartidismo y el fraccionamiento político alumbrado por los votantes españoles. Frente a esta situación ¿qué se propone cuando las sumas "lógicas" no dan?, ¿nuevas elecciones? ¿Y así, hasta cuando sin gobernar?