Pagar a toda costa

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Álvaro Romero @aromerobernal1
14 ago 2019 / 09:55 h - Actualizado: 14 ago 2019 / 09:57 h.
"Viéndolas venir"
  • Pagar a toda costa

Anda de nuevo el Gobierno central, en su eterna deriva perifrástica, tratando de explicarnos cómo es eso de que tendremos que pagar por usar las autovías. Aquí entre Sevilla y Cádiz, donde la AP-4 dejó un gran trecho olvidado de N-IV condenada a carretera secundaria por cuyo agujero del tiempo fueron cayendo tantas víctimas mortales, llevamos más de dos años contemplando cómo se pasa la vida mientras nos desdoblan ocho kilómetros entre Dos Hermanas y Los Palacios, y lo que queda. Queda ya bastante más de obra que de tiempo para que liberen el peaje de la AP-4, esta próxima Nochevieja, con lo cual el gran solapamiento será el de a quién habrá que pagarle el tique: a Abertis por la autopista que ha sobreexplotado mucho más de lo que soñó allá por los años 70 o ya al nuevo Gobierno que no sabremos si seguirá siendo este del PSOE que ahora que gobierna no le salen los números o volverá aquel del PP que solo cuando está en la oposición esto de volver a pagar le parece una broma.

El caso es que nos advierten que tendremos que pagar pero poquito, como para mitigar la posible protesta, que saben contenida en cualquier caso porque estamos en agosto, que es un mes excelente para tragar malas noticias. Poco o mucho, nos lo cuentan con la boquita pequeña, casi sin querer, como un comentario estival, una reflexión general que conecta subterráneamente con esa idea del estado del bienestar que consiste en que paguemos a toda costa y doblemente, porque las nuevas autovías ya las pagamos, y bien, con nuestros impuestos, pero no basta...

Nos imponen seguir pagando el mantenimiento, si bien está por ver el mantenimiento de quién. Se supone que de las carreteras, pero el ciudadano de a pie, ahíto de pagar sobre los mismos impuestos ya pagados sobre las tumbas de sus padres ya difuntos hartitos también de pagar sin haber pensado nunca en el impuesto de sucesiones, por ejemplo, o ahíto de que lo fuercen a pagar por el sol, por ejemplo, desconfía, y es normal. Porque el ciudadano medio, en términos kantianos, anda siempre en esa etapa de la infancia en que papá Estado le va a contar que los Reyes Magos no existen, pero no se atreve.