El arzobispo dijo con cierto despiste lo que todos empezamos a pensar ya: el asunto de la Madrugada comienza a oler a quemado. El pastor no entra en horarios, minutos, cruces, derechos históricos o turnos de paso. Tampoco bucea en los detalles de esa ingeniería cofrade que hace afilar los colmillos de la prensa morada. Pero Monseñor Asenjo tenía más razón que un santo. El guiso está más que pasado y el asunto se está mareando de tal manera que es difícil que la solución llegue con los actores que andan ahora cruzándose por el escenario. La última pincelada a este cuadro de confusión se la ha dado el hermano mayor de la Macarena esbozando que la solución podría pasar por la recuperación del segundo lugar de la nómina, lo que podría obligar a la cofradía de San Gil a ponerse en la calle en las últimas horas del... Jueves Santo. De males el menor. Si esa pieza maestra consigue descongestionar el galimatías no habría que echarse las manos a la cabeza. Eso sí, también habría que preguntar a las cofradías del Jueves, una jornada que vive emparedada en unos complejos horarios pero, sobre todo, en la ansiedad que crea la noche más esperada. Tal y como andan las cosas y ante la premura del tiempo no sería de extrañar que la definitiva solución llegue impuesta desde arriba. Pero seguramente las cofradías tienen historias y argumentos más sólidos que poner negro sobre blanco que estas pequeñeces. ~