Manuel Romero Pantoja, Romerito de Jerez, es un histórico del flamenco que eligió Sevilla para vivir, como hicieron otros cantaores en otros tiempos: Paco la Luz, Manuel Torres, El Gloria... y bailaoras como La Malena y La Macarrona. Todos murieron en la capital andaluza y no precisamente nadando en la abundancia. Romerito es el único cantaor vivo de los que grabaron el disco Canta Jerez, hace justamente medio siglo. No le han hecho nada en su tierra y se lo hicieron anoche en Sevilla, en la Fundación Cruzcampo. Porque Romerito es ya un sevillano de corazón, como lo fue Chano Lobato, que se nos marchó ya al rinconcito que los gaditanos de arte tienen en el cielo. Romerito ha sido un cantaor sin suerte, aunque ha vivido siempre del cante y eso es para sentirse afortunado. Lo seguía por los festivales y las peñas hace cuarenta años porque me gustaba cómo interpretaba las soleares de Juaniquí y Frijones. Tiene un sello, una voz que no se parece a la de nadie y un compás tan justo que nos recuerda al de aquellos que grabaron con él la famosa Fiesta en el Barrio de Santiago.