Pasarse de frenada

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07 nov 2018 / 15:20 h - Actualizado: 07 nov 2018 / 15:22 h.

La huida de algunas de las marcas colaboradoras o patrocinadoras del programa de marras sólo es el principio. El supuesto cómico se ha venido abajo con todo el equipo después de embadurnar de mocos lo que debería representar a todos los españoles. No abundaremos más en el asunto pero aún nos preguntamos si habría echado el mismo –y dudoso- humor a otras enseñas que ondean al viento con otras connotaciones. La lista es larga. Ni una palabra más para el que no las merece. No nos importa ni su nombre. Ya tiene bastante con lo que le está cayendo después de pasarse tres pueblos con una bromita que sí ha servido para certificar la polarización de la vida doméstica de este país.

La bronca política, que es un mundo virtual e interesado, empieza a trasladarse a todos los resortes de la convivencia ciudadana poniendo en evidencia la cortedad de miras y la absoluta irresponsabilidad de unos políticos que sólo buscan una meta: perpetuarse en el poder. La política se ha convertido en una poderosa industria en la que repartir prebendas y beneficiar a los amiguetes sin doblarla demasiado. Eso es lo que está en juego. Si para ello hay que hacer política de río revuelto y hacer volar por los aires el pacto del 78, se hace estallar lo que haga falta. Si tenemos que sacar de su fosa la momia de un señor que lleva difunto casi medio siglo, se saca, aunque para ello haya que hacer el mayor de los ridículos. Aún hay más: si hay que pactar con el diablo, ponerle morritos a los terroristas y bajarse los pantalones con los secesionistas, pues oye... se hace.

Las cosas están mal. En lo político, en lo social, en lo económico... la convivencia ciudadana, el concepto de nación y hasta la moral más elemental empieza a estar en juego. Los que ahora empiezan a aburrirnos con sus monsergas y sus promesas son los mismos que no han movido ni un solo dedo para evitar este aire viciado que no merecen los españoles que se levantan cada mañana a sacar adelante a su familia. Pero estamos en manos de los peores...